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Cosas de adolescentes por AndromedaShunL

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Notas del capitulo:

Cuarto capítulo de esta historia. Espero que disfruten leyéndolo como he disfrutado yo escribiéndolo :P

  Había llegado ya por fin inglés, la última clase del viernes. Estos dos sucesos, más el calentón que Milo llevaba encima, le hacían estar más inquieto que nunca.

   Esa tarde Camus iría a darle clases a su casa, y aprovechando que sus padres pasarían el fin de semana fuera, le tenía pensado dar su merecido.

   La clase estaba muy revuelta y apenas se oía a la profesora dando la clase.

   -Shut up! -Gritó a los alumnos, que se callaron inmediatamente.

   -Camus, te vas a enterar de lo que es capaz de hacer un salvaje como yo en la cama...

   Milo dijo esto justo cuando se habían callado todos y se le quedaron mirando al borde de un ataque de risa. La profesora se acercó a él sonriente.

   -Vaya, vaya. Me parece que el ambiente está demasiado caldeado para ser invierno.-Dijo, y todos empezaron a reirse.

   Milo miró a Camus rojo como un tomate y lo vio con la cara colorada estampada contra el pupitre.

   -Salgan ustedes dos al pasilo a ver si conseguís relajarte.

   Se levantaron en medio de un cúmulo de risas y salieron del aula, con la cabeza gacha por la vergüenza.

   -¡Milo! -Exclamó Camus en voz baja-. Estás descontrolado no, lo siguiente.

   -¡Tú me descontrolaste, maldito! -Se defendió.

   -Shhh. A quién se le ocurre... ah, sí. A ti.- Lo miró con gesto reprochante.

   -Yo he pasado más vergüenza que tú.- Se quejó el peliazul.

   Se abrió la puerta del aula y salió Shura.

   -Dice la teacher que si ya has terminado de tranquilizar a Milo podéis entrar.- Dijo, sin poder evitar reirse.

   Cuando entraron todos los miraron con una sonrisa de burla. Se sentaron en sus respectivos asientos y continuaron la clase.

  

   La campana sonó anunciando el final de las clases.

   -Good weekend for everyone.- Se despidió la profesora, guiñándoles un ojo a Milo y a Camus cuando pasaron a su lado para irse.

   Se reunió el grupo de amigos a la salida de la escuela para despedirse y recordarse los planes para el sábado.

   -Entonces quedamos aquí mañana a las siete.- Anunció Aioria.

   -Milo, Camus, pasáoslo bien hoy y no sudéis mucho, jajaja.- Se burló Shura.

   Camus lo fulminó con la mirada y luego a su novio, que le daba la razón al bromista.

   -Yo no sé si podré ir.- Dijo Mu.

   -¿Y eso? -Preguntó Afrodita.

   -¡Te prohíbo faltar! -Exclamó Shura.

   Por alguna extraña razón Mu se sorprendió por el comentario de este.

   -Vale. Si no estoy allí a las siete no esperéis por mí.

   -Si llegas tarde no te preocupes, siempre habrá un Aioria que llegue más tarde que tú.- Se mofó el español.

   -¡Eh! -Reaccionó el castaño.

   -Bueno, yo me voy ya.- Anunció Camus.

   -Sí, yo también.- Lo siguió Milo mientras le cogía de la mano.

   Shura y Mu vivían a dos calles de distancia, por lo que normalmente se acompañaban el uno al otro.

   -¿Por qué no podrías quedar mañana? -Le preguntó el pelinegro, casi llegando a su casa.

   -No tiene importancia.- Respondió Mu.

   -¡Sí que la tiene! Venga, aunque no lo parezca puedes confiar en mí.- Le animó, guiñándole un ojo.

   -Bueno, es que mi madre me pidió que la acompañase al centro comercial, pero intentaré estar a la hora.

   -Les diré a todos que te esperen si llegas tarde.- Le sonrió.

   -Gracias, Shura.- Le dijo, sonrojándose.

   -¿Y esa cara tan roja?- Se intrigó el español.

   -¿Eh? ¡Ah! ¡Nada! -Se apresuró a contestar.

   -Mu...

   -Es que...-Miró a su alrededor como buscando una respuesta y vio una carnicería-, ¡me encanta la carne! Y... me sonrojo cada vez que veo una carnicería.- Dijo lo primero que se le pasó por la cabeza.

   -¿Eh? -Dijo Shura, extrañado-. Bueno, nos vemos mañana, carnívoro.- Se despidió, habiendo llegado ya a su casa.

   Mu se quedó unos instantes delante del portal de su amigo maldiciéndose por las estupideces que acababa de decir. Ahora Shura pensaría de él que es un bicho raro.

 

   -Hola, mamá, ya he llegado.- Saludó Camus mientras cerraba la puerta tras de sí.

   -¡Camus!- Gritó esta desde la cocina-. Venga usted aquí inmediatamente.

   El peliesmeralda se tensó y caminó hasta allí intentando recordar algo que hubiera hecho mal.

   -¿Cómo explicarías esto, señorito? -Dijo mientras señalaba una taza y una cuchara sucias en la nevera y un cartón de leche reluciente en el fregadero.

   -Em... mami, ya sabes que mi cerebro no rige por las mañanas.- Respondió, con cara de conejito inocente.

   -¡Menos te va a regir como no arregles este desastre y pongas la mesa!

   -Espera a que deje las cosas en mi cuarto...- Dijo, resignado.

   Fue a dejarlo todo mientras pensaba en lo bien que se lo iba a pasar esa tarde con su caso perdido de novio.

   Volvió a la cocina, y sin dejar de pensar en Milo lavó la taza y la cuchara y tiró el cartón de leche a la basura. Luego cogió su plato y se sentó con su madre a comer.

   -¿Qué tal hoy en clase? -Preguntó la mujer.

   -Bien.- Contestó, y no pudo evitar sonrojarse al recordar el suceso en el baño y el incidente en la clase de inglés.

   -Ya veo. ¿Hoy vas a darle clases a tu amigo?

   -Así es. Luego me quedaré en su casa para ver alguna película.

   Su madre frunció el ceño, pero asintió levemente con la cabeza.

  

   Cuando Camus acabó de comer fregó su plato y fue al baño para ducharse. Se lavó los dientes, se vistió con la misma ropa que había llevado por la mañana, cogió su mochila y salió de su casa hacia la de Milo.

   Llegó a su portal y llamó al timbre. Tercero derecha.

   -¿Si? -Se oyó su voz por el telefonillo.

   -Soy yo.- Contestó Camus.

   El portal se abrió y entró. Subió las escaleras y aguardó a que Milo le abriese la puerta de su casa.

   Cuando lo hizo, al francés casi le da un ataque de canibalismo. Su novio lo recibía con una pequeña toalla en la cintura y se secaba el pelo con otra.

   -¿Cómo quieres que me concentre en darte clases cuando tú te concentras en calentarme? -Le reprochó sonriendo.

   -Jajaja, venga, pasa y vete sacando los libros mientras yo me pongo algo de ropa para que no protestes.

    Hizo lo que le dijo y esperó hasta que apareció con el pijama puesto. Era una camisa fina y suave gris con cuadros negros y unos pantalones del mismo material de color gris. En los pies se había puesto unas zapatillas en forma de escorpión, su animal favorito, de color rojo, muy simpáticas.

   -No sé cómo me pones más...-Dijo Camus desde la silla, devorándolo con la mirada.

   -Luego lo sabremos.- Le dijo, dándole un pico.

   -Bueno, a estudiar. ¿Por qué asignatura quieres empezar?

   -¿Puedo empezar por ti?

   -No.

   -Entonces matemáticas...

   Camus sacó su libro y pasó las páginas hasta llegar a la correspondiente.

   -Bien. Nos mandaron hacer el 15, 16 y 17.

   -Aja.

   -¿Sabes hacer este? -Le señaló el primero.

   -Em...- Bajó la mirada para leer el enunciado.

   -Vale, ahora te lo explico.

  

   Después de tres horas terminaron por fin todos los deberes que tenían. Siendo las seis y media aún les quedaba toda la tarde para divertirse.

   -¿Qué película quieres ver? -Le preguntó Milo mientras buscaba entre las estanterías del salón.

   -Pon la que quieras, a mí me da igual.- Contestó Camus a la vez que se sentaba en el sofá cómodamente.

   Milo metió un CD en el aparato, encendió la televisión, puso el canal correspondiente y se reunió con su novio en el sofá.

   Camus le pasó un brazo por los hombros y lo hizo tumbarse sobre su pecho.

   -¿Cuál has pueso? -Quiso saber.

   -Los cuatro fantásticos y Silver Surfer. Me encanta.- Contestó con una sonrisa pícara.

   -¿Es esa en la que sale el buenorro de Chris Evans haciendo de Antorcha Humana? -Preguntó Camus.

   -¡Bingo!

 

   Había terminado ya de estudiar y decidió conectarse al msn. Con un poco de suerte Shura estaría conectado. La verdad era que Mu no podía sacarse de la cabeza la situación vivida a la salida de la escuela, por muy estúpida que resultase a ojos de terceras personas.

   Puso sus datos y le dio a conectar. Revisó la lista de los disponibles y vio a Shaka, a Aioria, a Saga, a Death Mask, a Shura... ¡A Shura!

   Rápidamente le abrió conversación, pero se detuvo intentando contener sus ganas de hablarle. Además, no tenía nada que contarle.

   Iba a cerrar la ventana cuando este le saludó.


    *$hura q te importa* dice:

     -ey! q tal?

   Su corazón le empezó a latir con más fuerza mientras le respondía.


    Mu, simplemente. dice:

     -¡Hola! Muy bien, ¿y tú?

    *$hura q te importa* dice:

     -lo mismo XD

   De repente se acordó de Saga y le abrió conversación para preguntarle el por qué de su falta de asistencia.

   
    Mu, simplemente. dice:

     -¡Hola, Saga!

     -¿Cómo estás? Dita nos dijo que no habías ido a clase.

  Cambió a la conversación del español y aguardó a que el peliazul le respondiera.


    *$hura q te importa* dice:

     -mañana iras verdad?

    Mu, simplemente. dice:

     -Sí, eso intentaré.

    *$hura q te importa* dice:

     -jaja asi me gusta

   Saga le respondió y abrió su ventana.


    Yo soy yo y tú eres conmigo dice:

     -Hola, Mu!

     -Pues es que he cogido un fuerte catarro y tengo algo de fiebre, por eso no pude ir a clase...

    Mu, simplemente. dice:

     -Vaya.

    Yo soy yo y tú eres conmigo dice:

     -Lo que me jode es que me perdí el examen de biología... con lo que había estudiado XD

    Mu, simplemente. dice:

     -Jaja

     -Bueno, supongo que el profe te lo hará el próximo día.

    Yo soy yo y tú eres conmigo dice:

     -Eso espero yo también XD

   Cambió de conversación rápidamente cuando vio que Shura le hablaba de nuevo.


    *$hura q te importa* dice:

     -bueno Mu

     -me tengo q ir q he quedado con Dita XD

     -nos vemos mañana! ;)

    Mu, simplemente. dice:

     -Ok, Shura, pásalo bien.

   Una parte de él se acababa de ir con el español.

   El resto del día se lo pasó hablando con Saga y con Aioria, y pensando estúpidamente en el significado que podría tener el guiño que le puso Shura. O más bien buscándole uno.

 

   -Oh... Camus... -Gemía Milo mientras cabalgaba al francés.

   Justo después de terminar la película el peliesmeralda lo hizo suyo en el mismo sofá.

   -La Antorcha Humana desnuda y en llamas no me calentaría ni una décima parte de como lo haces tú, ahh... -Soltó Camus, terminando con otro gemido de placer.

   Milo se tumbó encima suyo para besarle apasionadamente, mientras que el francés tomaba ahora la iniciativa con letales movimientos.

   -¡Ah! ¡Ah! ¡Ahhh! -Gritaba Milo mientras era poseído por su novio.- Camuuus... no... no pares nunca, ummm, de hacerme estooo... ¡Ahhhhh!

   -Yo sí que soy... una bestia salvaje... ¡Ohh!

   Camus se vino en el interior de su novio, y ayudó a este con unos ágiles y precisos trabajos manuales.

   Cuando los dos estuvieron satisfechos y jadeantes después del esfuerzo, se tumbaron juntos en el sofá. Milo encima de Camus y este rodeando sus hombros con un brazo.

   Estuvieron así unos minutos hasta que Milo habló.

   -Camus... -Lo llamó en un susurro, con los ojos cerrados.

   -¿Si? -Le preguntó, levantando la vista para mirarlo. Siempre le parecía un angelito después de hacer el amor.

   -Tú me quieres, ¿verdad? -Le preguntó, abriendo los ojos para mirarlo con cara de conejito.

   -Claro que sí, más que a nada en este mundo.- Respondió, sonriéndoles tiernamente.

   -Eres lo más hermoso de mi vida, Camus.

   -Y tú eres el chico más pervertido y mono a la vez que he conocido nunca.- Le sonrió, y el peliazul le devolvió una sonrisa pícara.

   -No me abandones nunca.- Le pidió Milo.

   -No te abandonaré, cielo.

Notas finales:

Muchas gracias por leer :D


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