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Kaze no Tori por Dennou Paranoia

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Notas del fanfic:

En mi opinión es corto, pero interesante ahora que lo vuelvo a releer. Espero que sea de su agrado y si es posible dejar un comentario sobre este one-shot ^^ Muchas Gracias por leer.

Notas del capitulo:

Espero que les guste. ^^

Kaze No Tori

 

Una palabra. Yo creí que podría describirla en una sola palabra en el momento en que su voz me habló, pronunciando mi nombre suave y lentamente. Pero eso era imposible. En qué estaba pensando; sólo una palabra. Claro que primero se me pasó por la cabeza “hermosa”: eso cualquiera podría verlo a kilómetros de distancia de su lindo ser. Pero no, ella era mucho más que sólo hermosa, y eso lo comprobé cuando la comencé a conocer de verdad. No, ella no sólo era “perfecta”. Era lo que le seguía y muchísimo más…

Quizás sería muy estúpido decir que al momento de verla me atrapó, con aquellos ojos cafés tan hermosos e intensos que posee... Me hipnotizó por completo, y no pude despegar la mirada de su sonrisa ni por un segundo; me atrevería a decir que es lo más lindo que jamás haya visto. Expresa todo lo que siente, y no teme por ello: esa es otra de las cosas que amo de ella. He pensado en invitarla a salir, pero es imposible el no sentirse nervioso en su presencia, y debo destacar que ella, al parecer, sólo ve en nosotros una fuerte amistad. Sólo eso… Pero yo intentaré llegar más allá.

- ¡Sono! – escuché a Yuu hablarme molesto, y su rostro expresaba aquel sentimiento con fuerza. Suspiré y miré por un segundo a Karen, pero al hacer contacto visual con su mirada, yo aparté la mía. Estaba más nervioso que de costumbre, y en verdad no sabía exactamente a qué se debía.

- Lo siento… -

Y ahí se detuvo el ensayo.

En verdad lamentaba no prestar mucha atención últimamente, y sabía que todos debían estar odiándome por eso, puesto que esa última semana había estado más insoportable de lo normal, pero no podía evitarlo, ni siquiera prevenirlo. Ella ocupaba cada pensamiento de mi mente; era un sentimiento que me envolvía, y no me dejaba escapar a la realidad.

 

 

__

 

 

Sólo unas semanas más con eso, que se hacía cada vez más frecuente desde aquella vez. Al día siguiente tuve una pelea con Yuu, que después yo mismo tuve que detener, o este hubiese sido capaz de golpearme. Desde allí todo fue de mal en peor, y nada entre los 5 era lo mismo. La tensión era tanta que asfixiaba, y yo seguía con la idea de que todo lo había comenzado Yuu. Pero no, había sido yo con mis estúpidos sentimientos de colegiala.

Y aquel día en que todo terminó, jamás lo voy a olvidar…

Nuevamente me encontraba sumergido en mis pensamientos, justamente sobre ella, y Yuu me gritaba alarmado mientras yo trataba de calmar a Karen junto con Mika. Ella lloraba con desesperación, pero en completo silencio. Cubría su rostro con ambas manos estando en su puesto, frente al teclado. Mika la abrazó, y casi de inmediato, ella se soltó de su agarre para salir apresuradamente de la sala. Sin duda alguna yo la seguí, no quería que todo terminara así, no quería…

- ¡K-karen! – le llamé alarmado, pero ella seguía corriendo sin voltear atrás.

- ¡Vete Sono! – le escuché en tono bajo, con su voz. Aquella voz que tanto me gustaba, estaba quebrada. Los espasmos se notaban a distancia, y mis pasos se aceleraron.

Fue entonces que tomé su mano y la atraje hacia mi cuerpo para abrazarla. Ella me daba leves golpes con sus manos en puños, sin fuerza, sin querer lastimarme. Su llanto se soltó, y ocultó su rostro en mi pecho. Mis brazos la rodearon en un gesto cálido, buscando que volviera a aquella calma que la caracterizaba, pero no daba resultado.

- Sono… ya no soporto esto, quiero irme, dejar todo... – sus sollozos eran menos, pero el temblor de su voz no había cambiado mucho. Sólo estaba seguro de que no se arrepentía de lo que me decía. Yo sólo deseaba que fuera una absurda broma, un estúpido sueño, lo que sea, pero que no nos dejara… No podría seguir así, sin ella…

- ¿Hablas en serio? – musité temeroso, aquel sentimiento se podía notar en mi voz y estaba seguro que en mi expresión también. Ella lo notaría con facilidad. Levantó la mirada aún con sus ojos cristalinos y asintió ligeramente. Entonces me quedé inmóvil… sentía que me desvanecería.

- Lo lamento… - y no pude más, debía decirlo. Debía decir la verdad, por más que quisiera guardarlo, y no podía. Y podría ser que ella cambiara de opinión si le confesaba todo, o al menos yo quería creer y tener esperanzas de que eso sucediese.

- No puedes irte así… Karen, yo… - ni siquiera sabía con exactitud qué le diría – Tú sabes de esto… lo sabes, pero nunca has dicho nada ¿cierto? – en ese momento mis manos tomaron una de las suyas entre las mías, dirigiendo esta hacia mi pecho, donde estaba mi corazón, que latía desbocado. Sentía que se saldría de mi pecho. Ella notó cuán nervioso estaba, y sólo pude ver más lágrimas bajar por sus mejillas ruborizadas. Su mirada cayó al suelo y nuevamente comenzaba a llorar como antes. Mis brazos la apegaron a mi cuerpo con cuidado, y ella se separó lo más pronto que le fue posible.

- Sí, lo sabía. Pero Sono yo... Perdón... pero yo no siento nada por ti, nada que no sea sólo una amistad. Sabes que te quiero, pero sólo como el amigo que sabes siempre fuiste… - y me rompí. Sólo ella podía lograr aquello, y ahora era una realidad más que sólo dolorosa – Lo lamento – susurró desviando su mirada, y mis manos soltaron la suya a la par que mi mirada caía, y el sentimiento de querer salir corriendo de ahí me invadió en un instante.

Ella se fue, sin decir más. Sólo me dejó allí, sin saber qué pensar ni mucho menos saber cómo actuar. Había sido cruel. Pero no me esperaba que, al final de aquel pasillo, se encontrara mirándome fijamente un pequeño chico rubio; llevaba en su estuche un teclado y su mirada sorprendida me hizo sentir un escalofrío. Sin embargo, no se acercó, pero tampoco se retiró del lugar. Sólo me miraba estando en el mismo estado de shock que yo, se notaba que no sabía qué hacer…

Pero luego de meditarlo unos segundos, y nuevamente voltear a verle, esta vez tomando en cuenta el teclado que llevaba consigo, no pude evitar tomarle sentido a esa situación. Me acerqué a él peligrosamente y le tomé de la muñeca, sacándolo del pasillo y llevándolo frente a mi sala de ensayos mientras escuchaba sus leves quejidos. Su voz… era tan suave y tierna.

- ¿A… a dónde me lleva? – lo escuché confuso, y se retorcía ligeramente tratando de soltar su agarre, pero le era imposible. Suspiré y le miré de frente.

- ¿Tú, a qué has venido? ¿Alguna banda requiere de un teclista? Porque… que yo sepa no es así. – conforme mis pensamientos avanzaban, más conclusiones sacaba, y el sentirme molesto era inevitable.

- M-me han dicho que se harían audiciones para un teclista y un guitarrista… el nombre de la banda no lo recuerdo con exactitud… - se notaba nervioso. Sabía que le asustaba el estado en el que me encontraba; no era común que un tipo después de ser rechazado por tal vez el amor de su vida hiciera algo parecido a esto, pero mi mente creaba razones por las que un teclista se encontrase justo aquí después de que Karen se fuera, sin siquiera haberlo anunciado frente a los demás – Era… algo de Opera. Sólo recuerdo eso… - murmuró desviando la mirada con pena, y mis ojos se abrieron desmesuradamente.

- E-espera aquí un minuto, por favor… - y me adentré en la sala cerrando de un portazo la puerta, asustando al chico rubio de afuera de la sala y a mis demás compañeros en el interior de esta.

- ¿Qué sucede, Sono? – y me acerqué a Yo tomándole del cuello de su camisa con evidente furia. Los demás se acercaban para separarnos, pero no me quedaría de brazos cruzados, mucho menos con esto.

- ¡¿Cuándo me iban a decir que Karen y Mika dejarían la banda?! – Grité a Yo, que sólo se puso pálido y me miraba desconcertado - ¡Incluso hicieron audiciones para los puestos libres, y no me avisaron! – y Yuu intervino, halándome lejos de su amado Yo.

- Cálmate, Sono. – Dijo molesto, incluso más que yo – No te lo dijimos porque creímos que ya habías notado que las chicas no iban a querer seguir con esto si tu comportamiento era así de irritante. Se supone que lo debiste de haber notado primero. ¡Pero claro! Karen no salía de tu mente sin importar que la estuvieras alejando con ello. –

Las ganas de golpearlo no faltaron. Era, incluso, un sentimiento que estaba de sobra, pero aunque no lo quisiera, tenía mucha razón, y ya todo había pasado. No podría remediarlo: Karen estaba más segura que nadie de que quería irse, y conociendo a Mika, se iría también, aunque los tres le pidiéramos que no lo hiciera. Ya estaba todo arreglado desde antes, pero mi estupidez no me dejó verlo. Me hubiera evitado tantas cosas si me lo hubiesen dicho desde el principio...

- El chico rubio esta allá afuera. Su nuevo teclista. – me giré hacia la puerta dispuesto a abrirla pero la voz de Yo me detuvo.

- ¿Nuestro? – murmuró sin creerlo.

- Sí, debieron prevenir que yo tomaría la misma decisión,  ¿no? – les dediqué una última mirada de indiferencia y abrí la puerta, topándome con el chico rubio de antes y otro chico más alto, castaño, de cabello largo por encima de los hombros con unas cuantas luces que llevaba una guitarra en su estuche. Ambos se veían divertidos de alguna cosa, tal vez la plática que anteriormente entablaron. Le resté importancia, en realidad no me interesaba en lo absoluto, ni siquiera los conocía.

- Usted debe ser Sono-san ¿no es así? Yo soy Anzi, y él es Ayame. – ambos hicieron una leve reverencia ante mí, y yo sólo suspiré repitiendo el gesto ligeramente con la cabeza.

- Un gusto… - murmuré bajo, no quería saber más de la banda.

- Usted es el vocalista ¿no? Sus compañeros nos han contado que tiene una voz única. Hermosa, según dicen… - ahora era Ayame quien me hablaba, muy animado al parecer. Suspiré pesado, y por un momento consideré no dejar la banda. Pero no podía, tenía que irme, olvidar esto por más difícil que fuese… sin embargo, aquel niño frente a mí, me hacía dudar si irme o no. Se veía bastante feliz, y convencido de que los 5 trabajaríamos juntos. Estaba tan seguro de que lograría obtener el puesto, y de pronto un nuevo sentimiento apareció. Me arrepentí de todo… pero ya había tomado una decisión. Aquel silencio de mi parte al parecer hizo reaccionar a todos, en especial al chico rubio.

- Lo… lamento, pero ya no seré su vocalista. – una vez estas palabras salieron de mi boca, desvié la mirada de todos – Con permiso. – y salí de allí lo más pronto posible, sin hacer caso a los llamados de Yuu, que al parecer había decidido seguirme. Un ligero e ininteligible murmuro se escuchó a mis espaldas. Luego, dejé de escuchar sus pasos, y me encaminé a un jardín un tanto grande en la parte trasera de la compañía.

Estaba comenzando a atardecer, pues los ensayos de la banda siempre daban inicio al mediodía. Pero esta vez el tiempo se me había pasado volando. Mi reloj de muñeca marcaba las 5 pm. Y quién sabe qué tanto tiempo me la pasaría aquí meditando los sucesos de hoy. Así es, Karen volvía a mi mente, era inevitable. Pero estoy seguro que no habían pasado ni 15 minutos cuando la voz del pequeño rubio se escuchó detrás de mí. Se notaba que estaba nervioso.

- ¿Sono-san? ¿Está bien? – volteé levemente la cabeza, mirándole por sobre mi hombro con indiferencia. Su semblante era intranquilo, y temeroso tal vez de entablar conversación nuevamente conmigo. Le resté importancia.

Antes de responderle algo lo medité un poco. Tantas cosas en un solo día eran demasiado para mí. Sí, necesitaba desahogarme, contar a alguien todo lo que me perturbaba. A Ayame no le conocía. Y estaba casi seguro de que Yo y Yuu no se negarían a integrarlo a la banda. Esa era una de las razones por las que seguiría preguntándome si poder confiar en él. Bueno, qué más daba. Había olvidado ese detallito de que ya todos sabían lo que me sucedía respecto a Karen, y el otro chico, Anzi, no tardaría en enterarse.

- Lo lamento, Ayame-kun. – esta vez le miraba de frente, ambos estábamos a una distancia, desde mi punto de vista, prudente. Su mirada, sus ojos grandes y color café claro, expresaban entre tristeza y preocupación. No pude evitar sentirme culpable de ello.

- ¿Es cierto? ¿Dejará la banda? – murmuró agachando la mirada con pena. Un suspiro salió de mis labios y me acerqué a él unos pasos.

- ¿Sabes lo que sucedió? – cuestioné, no era esa mi respuesta, pero al menos quería cerciorarme primero de que no estaba informado de nada. Él negó con la cabeza y nuevamente me miró, esperando que siguiera hablando – Karen, la ex-teclista de la banda… ella me atrapó. Y eso fue lo que la llevó a ella y a Mika a dejar la banda… No podía dejar de pensar en ella, me ensimismaba todo el tiempo en los ensayos, y eso les estaba comenzando a enfadar. Hasta que Karen no lo soportó más, y dejó todo. Antes de que ella se fuera le tenía que pedir una oportunidad… y creo que lo demás, respecto a ese tema, ya lo sabes ¿no? – sólo atinó a asentir – Y bueno, Yuu, antes de que Karen decidiera irse, había arreglado las audiciones para los dos puestos faltantes. Era obvio que Mika tomaría la misma decisión que Karen… Eso les dio la oportunidad a ti y a tu amigo de entrar a la banda… pero yo me voy, no quiero continuar sin ella… - mi mirada se perdió, y los pasos de Ayame acercándose me confundieron un poco. Estaba bastante cerca.

- ¿Podría preguntarle algo? – le miré curioso y siguió hablando, sabiendo que yo le respondería sin problemas - ¿Usted cree… que yo sería bueno para tomar el puesto de Karen? – le miré sorprendido, y su mirada, en esos momentos tan intensa, no se separaba de mi. No sabía que decir ante eso. Y era porque nadie podría remplazar a Karen… no para mí.

- Debo ser sincero contigo. No… no la podrás remplazar, ella era especial… - su mirada se entristeció y cayó al suelo, le tomé del mentón, volviendo a juntar nuestras miradas – Pero… estoy seguro que podrás conseguir un puesto en Matenrou Opera. –

- Por cierto… quisiera mostrarle algo… - tomó mi mano con delicadeza y me encaminó fuera del jardín, hacia una sala de ensayos donde se encontraba al fondo una batería y dos guitarras a un costado. También se encontraba allí un teclado color negro, al cual Ayame se acercó sin haber soltado mi mano aún.

Lo encendió, y su mano se separó de la mía despacio. Sus delgados y finos dedos se pasaron sobre las teclas y antes de comenzar a tocar, me miró intensamente. Fue entonces que comenzó con la melodía. Era una canción lenta, llena de melancolía. Aquella tonada me había encantado. Era… perfecta. Mis ojos se cerraron, permitiéndome escuchar a detalle el sonido de las teclas, tan fluido, que de  a momentos se detenía para volver a esa rapidez encantadora. Aquella melodía terminó con una nota alargada, perfecta para un final triste de una canción melancólica

- En verdad lograrás entrar a la banda… es una canción encantadora Ayame-k… - no me dejó terminar.

- No. – Susurró cerrando sus ojos - ¿Sabe porqué acepté participar en las audiciones? – No entendía lo que me estaba diciendo – Fue porque la voz del vocalista me hipnotizó, aquella voz tan hermosa, tan expresiva… Me atrajo de sobre manera. Me enamoré… - Ni siquiera me miraba, sus ojos estaban fijos en sus manos sobre las teclas. Mis ojos se abrieron con sorpresa – Me enamoré de Sono-san… - y no supe qué responder o cómo reaccionar ante aquella confesión – Tenía unas enormes ganas de conocerle, de escuchar su voz, que me cantara sólo a mí. Pero… cuando lo vi en el pasillo, confesándose a aquella chica tan hermosa… todo se me vino abajo. Porque alguien más había atrapado a Sono-san primero. Ni siquiera tuve las fuerzas de irme. Y cuando él se acercó a mí… y me toco, yo… yo… -

¿Qué sucedía? No comprendía nada. Ayame se había enamorado. Pero aquellos sentimientos… ¿eran correspondidos? Sí, yo no lo conocía, pero en verdad que aquel chico rubio me había dejado sin palabras la primera vez que le miré. Él se veía tan frágil… tenía miedo. Miedo de lo que yo pudiera causarle. No estaba seguro de lo que había sido de mis sentimientos en ese preciso momento. Todo era tan confuso… De la única cosa de la que estaba seguro, era que ese pequeño rubio… me había cautivado.

- Si Sono-san se va… no sabría que hacer… él era mi razón de entrar a la banda. Y descubrir que él se va justo cuando yo voy a entrar… no es algo que quiero creer, ni siquiera imaginar... ¿Se irá? -

- No sé… - su expresión cambió, y rodeó el teclado para acercarse nuevamente a mí e inesperadamente me abrazó por la cintura, mirándome con una sonrisa pequeña pero muy dulce.

- No deje la banda, por favor... – una vez más se encontraba muy cerca. – Quisiera una respuesta… sobre mi confesión. -

- Ayame yo… estoy muy confundido en cuanto a mis sentimientos ahora. Tu eres muy lindo y tienes una personalidad única… - susurré y él me miraba sin expresión alguna – Sabes el asunto de Karen... No sería justo que yo aceptara estar contigo si no te quiero… No quisiera lastimar a alguien puro como lo eres tú. –

- Date una oportunidad de olvidarla. – dijo en el mismo tono que yo. Ahora sus manos se habían deslizado por mis hombros, rodeando mi cuello y apegándose a mi cuerpo despacio. Sus manos desordenaban mis cabellos con dulzura, y automáticamente mis manos se posicionaron en su cintura, recibiendo un escalofrío de su parte que me hizo sonreír bobamente.

- Pero… no quiero olvidarla. – Y su rostro se oscureció – A-Ayame… tal vez… podría intentar olvidarla. – mi mirada se desconectó con la suya por un momento, para después sentir sus labios sobre los míos.

Notas finales:

Gracias por leer. Este pequeño one-shot surgió al descubrir que antes en Matenrou Opera en la guitarra y en teclado habían dos chicas y al ver quienes eran me fue inevitable empajerar a Karen con Sono (hacen linda pareja ñee -3-)

 

Espero les haya gustado. Debo dar las gracias a Alison por betearme en verdad me hizo un gran favor ^^

 

Y eso~ volveré después con más one-shots <3

 

Bye~


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