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Sonrisa por zion no bara

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Notas del fanfic:

Es una trama con Milo pero un Milo un poco diferente de lo que acostumbro pero espero que les agrade. 

Notas del capitulo:

Fic dedicado a Minako quien deseaba algo de la pareja, espero que te guste.

 

 

Capítulo I

 

Un año más. Era la manera en que parecía que los demás habían tomado la ceremonia de esa mañana, no podían decir nada en contra pero esperaban que ese rígido luto se terminara en algún momento aunque en realidad no se veían esperanzas de ello. Ya no era lo que fue en un principio pero de todas maneras era bastante pesado, se sentía como un ambiente de soledad y tristeza a pesar de haber sido levantada la proclama del color negro absoluto y la falta de diversiones. De nuevo hubo fiestas y celebraciones pero igual se notaba que se seguía de luto por la ausencia del señor.

Nadie notaba más esa ausencia que el que fuera su esposo, Milo de Escorpión, señor de la región de Antares (1).

Milo de Escorpión había sido el único hijo de sus padres, amado absolutamente por todos los que lo conocían se esperaba para él lo mejor de lo mejor y desde el principio parecía que cumpliría con las expectativas de todos los que le rodeaban. Alegre, inteligente, dedicado, celoso de su deber, el joven heredero contaba con un magnetismo especial que hacía a los demás querer estar a su lado y a ello correspondía con una sonrisa especial, del tipo que no se olvidaba.

Sin embargo lo ocurrido en su matrimonio marcó definitivamente su destino y nadie podría haber dejado de lamentarlo y sentir lástima por él.

Como fuera al ser el señor de su reino tenía deberes más allá de sus sentimientos pero no por eso el joven señor había dejado de mostrarse muy reacio a continuar con una parte en especial de su vida.

—    Mi señor—decía uno de sus ministros—Se cuenta con su aprobación para este decreto.

El joven de ojos y cabellos azules ya lo había leído y no tuvo inconvenientes en firmarlo.

—     ¿Algún asunto más?—preguntaba a su consejo.

Los caballeros a su alrededor sabían que si, se trataba de un asunto importante para el reino pero nadie se atrevía tocarlo de manera abierta, ya lo habían intentado y los resultados no habían sido los esperados pero aún así alguien debía encarar la situación.

—    Mi señor—decía con todo el tacto posible uno de los ministros—Se trata de un asunto delicado pero debe tratarse.

—     ¿Si?

—    Mi señor, en este tiempo nos hemos preguntado…—intentaba encontrar las palabras adecuadas para que no fueran tomadas a mal—Siendo usted un hombre joven y un monarca nos cuestionamos sobre su situación.

—     ¿Cuál situación?—preguntaba el de ojos azules.

—    No intentamos imponernos, solamente quisiéramos saber sobre sus planes a futuro, por la corona.

—     ¿Qué planes?

—    Es la opinión de todos que debe casarse—intervino el mayor de todos por su edad.

No valía la pena que le dieran vueltas al asunto. Dohko de Libra era un hombre sensato y recto pero también práctico, encontraba como todos la necesidad de que Milo se casara aunque el joven ya había dejado saber su parecer a eso en los años anteriores.

—    Por el momento no estoy interesado en un matrimonio—fue la suave respuesta de Milo.

—    Lo sabemos—continuó Dohko—Pero se debe discutir.

El joven Escorpión no dio muestras de lo que pensaba, se limitó a pensar, hacía cuatro años que se terminara oficialmente el luto en la corte, tan solo indicaba la tradición que debía ser de un año pero él lo impuso tres, después de eso se tomó un año más para dar alguna señal sobre lo que haría para buscar a un compañero y como no hizo nada se le planteó por vez primera la cuestión en su consejo pero las cosas no habían salido nada bien para los pretendientes.

—    Por el momento no hay planes de compromiso—fue la respuesta de Milo— ¿Hay algún asunto más por tratar?

—    No mi señor—fue la respuesta del de Libra.

—    Muy bien, entonces podemos retirarnos.

Con eso se puso de pie y todos los demás también para inclinarse respetuosamente ante él y solo al verlo salir se atrevieron a decir algo más de todo ese asunto.

—    Es un gran monarca pero su renuencia al compromiso puede acarrear problemas—comentaba un ministro.

—    No se puede ordenar al rey hacer lo que no desea—dijo Dohko—Tan solo podemos rogar porque su corazón sane y vuelva a sonreír.

Y eso no lo decía como alguien que pensaba en el reino solamente sino como una persona que estimaba sinceramente a Milo y deseaba que alguien apareciera en su vida para hacerlo feliz.

 

**********

 

Milo apenas había dejado el consejo cuando dio algunas instrucciones más sobre cuestiones de palacio y una posible visita a una de sus propiedades campestres favoritas, tal vez debiera tomarse unos días de esparcimiento pues todo marchaba muy bien, no era para menos, se reino era un sitio tranquilo y muy prospero, la gente vivía bien bajo su reinado y le estaban agradecidos por ello, sin embargo era cierto que él mismo notaba la idea que tenían todos sobre su futuro: Debía casarse. En ese punto los de palacio, la nobleza, el clero y el pueblo estaban de acuerdo por completo.

Sin embargo para él no era tan sencillo pensarlo, ya había sido casado una vez y era un tema del que nadie hablaba, no cerca de él, era lo mejor, había amado tanto a su compañero y las cosas se terminaron de forma tan abrupta que…no podía pensar más en ello.

—     ¿Terminaste temprano?—se escuchaba una voz.

—    Así fue Afrodita—respondió con amabilidad.

Afrodita de Piscis era un amigo cercano y leal a él, lo sabía bien, así que lo trataba de manera más abierta y considerada que a la mayoría, ese joven de cabellos y mirada celeste sin duda era su amigo y no dudaba de él en nada.

—    Entonces ¿Qué te parece si damos una vuelta a caballo Milo?

—    Sería estupendo.

Con eso no tardaron en dirigirse por sus monturas que siempre estaban listas y en compañía de algunos caballerizos salieron por los bosques de los alrededores que escoltaban el maravilloso palacio de su familia, elevado en la parte más alta de la región y rodeado por esos árboles fantásticos que hacían pensar en un sitio sacado de una historia para niños. Era un lugar verdaderamente espléndido con la vegetación y la vista que permitía, se podía disfrutar del ambiente y además brindaba privacidad pues la gente de los alrededores era respetuosa sobre la vida de su señor, le tenían afecto y les gustaba que fuera quien estaba al frente.

—    Me he dado cuenta que ya viene tu cumpleaños Milo—comentaba el de ojos celestes de manera casual— ¿Qué planes tienes para este año?

—    No había pensado en nada—fue la respuesta del de mirada azul—Tal vez deba dar un servicio en la catedral agradeciendo un año más de vida.

—     ¿Y además de eso?

—    No he planeado nada.

—    Tal vez se podría hacer algo más, una fiesta, un baile, celebraciones abiertas, tú sabes, algo más.

Lo decía con cuidado, estaba perfectamente al corriente que desde que enviudara no había hecho nada para celebrar su cumpleaños, lo más eran los juegos de hacía dos años y el año anterior y no salieron nada bien, no como se esperaba en todo caso.

—    No creo estar de un ánimo propicio para eso Afrodita.

—    Bueno, al menos lo intenté—aguardó unos segundos antes de arriesgarse a decir algo más—Se podrían hacer unos nuevos juegos.

El de cabellos azules lo miró directamente ¿Estaba hablando con su consejo acaso?

—     ¿Debo recordarte lo que sucedió en los juegos anteriores?—preguntó de manera imperativa.

—    No digo que sean para lo mismo, solo que pueden hacerse o puede hacerse algo más Milo.

—    No es necesario.

—    Soy tu amigo—dijo con sinceridad el de Piscis mirándolo de frente—Me preocupa tu futuro, aún más que el de la corona. Milo, todos sabemos lo buen gobernante que has sido desde que los cielos llamaron a tu padre Kardia, pero también nos interesa tu felicidad.

El de ojos azules agachó la mirada al escucharlo.

—    No queremos presionarte ni que hagas algo solo por deber a tu sitio, de verdad, tan solo deseamos verte feliz de nuevo y encerrándote en tus recuerdos…

—    Lo pensaré—dijo apresuradamente.

—    Milo…

—    Será mejor regresar.

Con eso puso su montura en marcha de inmediato, era mejor que regresara a palacio en vez de estar escuchando el porqué debía comprometerse de nuevo, no era por maldad que le hablaban, lo sabía, de hecho estaba consciente que se preocupaban por él con sinceridad pero simplemente no encontraba que su corazón pudiera sonreír de nuevo por nadie más.

 

**********

 

En una nueva reunión con su consejo Milo se sentía un tanto cansado, le daban vueltas al asunto de su cumpleaños, si no debería hacerse una celebración, tal vez invitar a gente de otros reinos y se escuchaban los nombres, todos eran de buenas familias…y solteros. No era nada descabellado suponer que estarían interesados en presentarse y conocerlo, después de todo el señor de la casa de Escorpión no era un partido cualquiera sino un muy buen partido, deseable en varios aspectos y sobresaliente en comparación de otros.  Nadie lo manejaba como un asunto abierto pero estaba en claro que les interesaba que él tomara una resolución al respecto.

—    Su cumpleaños es un buen momento para mostrarse más abierto ante otros reinos—comentaba Dohko—Se verá la fuerza de la casa Escorpión.

—    No estaría mal—terminó diciendo Milo.

—    Además la gente tendrá la oportunidad de mostrarle su afecto y lealtad.

—    Es verdad que hace años que no se da un festejo popular entre la corona y su pueblo.

—    Quizás se pueda hacer algo—continuó Dohko notando esperanzado que se abría una posibilidad—Nadie creerá que es por otro motivo que no sea el de festejar su cumpleaños.

—     ¿Qué me sugieren?—acabó preguntando el joven.

Aparentemente nadie quería sino proponerlo pero de inmediato el de cabellos azules se vio inundado de propuestas, era como si tuvieran años espetando por la oportunidad de llevar a cabo esos proyectos. Escuchó atentamente todo lo que le decían y estaba de acuerdo en que nada se veía mal, que se podía hacer pero también notaba que veladamente todos discutían el punto de que se debía invitar a miembros de otras casas.

—    Se podrían hacer partidas de caza—decía uno de los consejeros—A su majestad le agradan.

—    Es verdad—reconoció Milo.

—    Los invitados podrían demostrar sus habilidades con el arco.

Ese comentario en medio de la animada discusión los dejó a  todos callados y como fríos, no parecía buena idea que eso fuera comentado.

La cuestión era que todos los presentes recordaban lo sucedido en los juegos de los años anteriores.

Para librarse de la presión que se había ejercido, suave pero insistente, sobre un nuevo compromiso para él Milo había accedido a que se celebraran unos juegos privados en su reino, no se decía de manera abierta pero se dejaba ver que se podía pensar en un enlace con fines matrimoniales para el de Escorpión. Siendo así fueron varios los pretendientes que se presentaron pero resultó que ninguno logró satisfacer los criterios del joven y para que no hubiera conflictos a futuro había ideado una prueba que dejó a todos fuera de cualquier posibilidad.

Milo había diseñado una prueba con el arco. Colocó una serie se anillos de metal, diez en total cada uno iba haciéndose menor que el anterior para lograr al final atravesar por el centro una sortija, diciendo que si alguien lo lograra sería un buen esposo. Con eso todos lo intentaron…pero nadie lo logró. Al no hacerlo se escucharon quejas de que era imposible e injusto, cuando el de Escorpión lo supo se limitó a tomar su arco y flecha y ante los ojos de todos superó la prueba sin dificultades.

Al año siguiente se repitieron los juegos pero si bien asistieron varios no fueron muchos del año anterior, considerando que sería humillante fallar de nuevo, como efectivamente lo fue para quienes no lo consiguieron. Nadie pudo con la prueba y una vez más el de cabellos azules quedó sin compromiso.

—    En esta casa hay solamente un señor—dijo dignamente Milo a los suyos.

Con esos antecedentes tocar de nuevo el tema del arco y la flecha podía ser no muy bien recibido pero el de mirada azul comprendió que no era con maldad el comentario.

—    Bueno, si hay cacería debería haber más actividades con el arco y flecha—dijo suavemente.

Parecía que los demás respiraban de nuevo y los proyectos para hacer la celebración continuaron. Si bien el joven a ser festejado escuchaba sin muchos ánimos admitía que llevaban razón en lo de hacer un festejo para celebrar con su gente.

—    Para no ofender a nadie se debe invitar a todos—dijo Milo.

Siendo así se empezó a trabajar en la lista de invitados con velocidad, se debían buscar caballeros al nivel y que tal vez alguno, finalmente, agradara a su señor.

 

**********

 

Cuando las invitaciones llegaron a sus destinos no se podía decir que no levantaban expectativas, se podía pensar en la oportunidad de estar cerca del señor de la casa Escorpión y por lo tanto, tal vez, pensar en un compromiso, aún los que no habían contado con suerte en los años anteriores vieron una nueva posibilidad de lograr importantes objetivos con una alianza. No estaba nada mal pensar en eso ya que los Escorpión eran señores de un reino si bien no muy extenso si rico y de excelente posición en el entramado de las coronas, no era nada despreciable ese sitio.

Siendo de esa manera nuevamente se estaban armando planes para mostrar a los jóvenes que bien podrían atraer la vista del señor de los Escorpión sobre sus reales personas o al menos de alta nobleza. Los jóvenes, muy jóvenes y ya no tan jóvenes que acudirían a la breve temporada de fiestas por el cumpleaños de Milo se pusieron a trabajar para hacer un muy buen papel ante ese joven de ojos azules cuyo retrato estaba tan en boga. Definitivamente la imagen no era mala, por el contrario, mostraba lo mejor de ese monarca de cabellos azules tan apuesto y dedicado a su reino, que si bien viudo no estaba para ser despreciado, además cualquiera que supiera lo sucedido en su boda estaba al tanto de que su matrimonio resultó sumamente corto.

Como fuera los preparativos corrían y aunque parecieran sencillos no lo eran realmente, se tenía el tiempo en contra en casi todos los lugares a los que llegó la invitación y si algo estaba siendo demandado eran los maestros de arquería; en caso de que el señor de Escorpión volviera a imponer la prueba de los anillos deseaban que estuvieran listos los representantes de sus casas para enfrentarlo con excelencia. Aunque no se mencionaba nada al respecto. Como fuera se estaba de un lado para otro ajustándose a los tiempos y teniendo todo listo, si era una oportunidad de casarse con Milo de Escorpión todo el trabajo lo valía.

Claro que había quienes se sentían más seguros que otros, se sabía bien que Milo no era un monarca más, era un joven hombre muy apuesto y extremadamente bien preparado para su labor, no se dejaba llevar por banalidades, amante del aire libre pero muy capaz para sus labores como gobernante. Siendo así no se podía pensar que sería simple estar a su lado y lograr un entendimiento, si hubiera sido como muchos otros que solo disfrutaran de los derechos sería sencillo pero siendo alguien además responsable de sus deberes no era tan simple lograr entablar una relación cercana con él.

Como fuera existían quienes pensaban que se podía tener cierta ventaja para estar cerca de Milo de Escorpión y entre ese tipo de hombres despuntaba uno: Aspros de Géminis.

La casa de Géminis era parte de una serie de principados estado que se repartían la extensa región de Alhena (2), no estaba mal pero se podía mejorar y definitivamente Aspros era un hombre que pensaba cada paso en nombre de mejorar su situación. Sus planes hasta ese momento los habían convertido en una potencia entre los suyos, expandió sus territorios y contaban con una buena posición entre las monarquías, pero, y ese era un punto que pensaba mejorar, carecían de un mejor nombre y brillo. Sabía bien este caballero que a menos que se les concediera un nombramiento de reino o que se casaran con alguien de nombre suficiente serían, a pesar de su estatus, solo uno de tantos príncipes menores.

Siendo así estaba dispuesto a poner todo su empeño en conseguir la mano de Milo de Escorpión para su sobrino y heredero de la región, Saga de Géminis. Aunque no iba a resultar una tarea sencilla, sin embargo era un hombre lleno de recursos y gracias a eso había encontrado una manera de, digamos, asegurar el éxito de la empresa, aunque debería moverse con cuidado pues un paso en falso haría que todo se derrumbara y perdería mucho. Solo necesitaba afinar los detalles para poner en marcha sus planes.

 

**********

 

Aspros de Géminis, un excelente caballero en formación, estaba decidido a que su casa aumentara de prestigio y siendo así supervisaba que los preparativos para su visita para entrevistarse con el monarca de Escorpión salieran a la perfección, por supuesto eso incluía que su sobrino y heredero debía estar preparado también. Cuando entró al salón se encontró con que el joven quien poseía cabellos azules y una profunda mirada verde se encontraba practicando sus paso de baile, importante ya que Milo de Escorpión, antes de su luto, había sido un entusiasta bailarín.

—    Veo que lo haces bien sobrino—dijo cuando terminó la pieza.

—    Creo que lo domino—respondió Saga.

—     ¿Cómo van las clases de arquería?

—    Bien pero antes de que preguntes mis instructores dicen que es prácticamente imposible realizar la prueba de los diez anillos.

En las semanas anteriores Saga se había visto sometido a un intenso entrenamiento con el arco y la flecha, los resultados eran buenos pero no resultaba ningún virtuoso, podía ser un buen arquero pero de ninguna manera un prodigio. Cada vez que su tío lo visitaba le preguntaba por ello y siempre era la misma respuesta: No lograba pasar la flecha como Milo había impuesto en los dos años interiores. Ni siquiera arqueros de toda la vida lo habían conseguido, por eso se sospechaba que el de Escorpión lo había hecho para evitar un nuevo compromiso.

—    No te preocupes Saga—le decía con tranquilidad—Te aseguro que se podrá conseguir.

—     ¿Cómo estás tan seguro?—preguntaba el joven desconcertado.

—    Déjame todo a mí.

Diciendo eso sonreía, lo que indicaba que su plan, fuera cual fuera, ya estaba en marcha.

De hecho así era, Aspros sabía que su sobrino no podría con la prueba pero había encontrado a alguien que quizás si lo lograra y lo mejor de todo era que se trataba de una persona que se encontraba en su poder.

En las bodegas de palacio una figura solitaria estaba fuertemente resguardada, el señor había dado instrucciones de que no se le perdiera de vista, no debía sufrir daño alguno pero no debía escapar. Los que estaban en la labor solo se limitaban a cumplir con la orden, aunque nadie estaba seguro del porque alguien con todo el aspecto de un desarrapado contaba con semejante deferencia por parte del señor. La mayoría opinaba que debió hacer algo para ser apresado pero si se trataba de un criminal ¿Por qué no era llevado a prisión? Aunque sin importar cuantas preguntas se hicieran no tendrían las respuestas pues después de todo no era asunto suyo saberlo.

El prisionero se limitaba a dejar pasar el tiempo, sabía que escapar no era un camino pues las bodegas estaban selladas y solo había una puerta, una fuertemente custodiada, aunque no por eso dejaba de fantasear con huir de ahí.  Más valía que supiera su destino ¿La cárcel? ¿Algo peor? No terminaba de comprender el porque estaba en ese sitio pero sabía que cuando fuera el momento lo averiguaría.

Ese momento no estaba muy lejos.

Escuchó como se abrían las puertas, por lo tanto había llegado alguien y sin esperar mucho tuvo ante él a tres personas, no sabía quienes eran ni porque estaban ahí pero su vestimenta le decía que no se trataba de cualquiera.

—     ¿Qué me dicen?—preguntaba el que iba al frente.

—     ¡Son idénticos!—decía uno.

El otro no podía ni hablar pero tuvo que dar unos pasos al frente y así quedaron ambos a un paso de distancia, la verdad era que resultaba increíble verlos juntos: la misma estatura, el mismo cabello, el color de ojos, en realidad se veían idénticos.

—    No todos los días se conoce a un doble ¿No es así?—preguntaba el que iba al frente.

—     ¿De qué se trata todo esto?—quiso saber el que estaba encerrado ahí.

—    Lo sabrás, ciertamente tendrás la posibilidad de salvarte a ti mismo.

—     ¿Cómo?

—    Solo debes hacer lo que se te pida.

—     ¿Y eso que es?

—    Dinos ¿Te gustaría ser parte de la familia Géminis por un tiempo?

—     ¿Qué?—preguntaba sin entender.

La verdad era que se trataba de un asunto bastante complicado o por lo menos bastante cuestionable.

 

**********

 

Kanon de Dragón de Mar era un hombre perseguido, dependiendo de cómo le fuera se podría decir que de la buena suerte o de la mala fortuna. Siendo un niño quedó huérfano y aprendió a valerse por si mismo pues nadie lo cuidaría, así que tuvo que crecer muy aprisa y muy pronto, lo que dio como resultado que fuera hábil, ágil, de pensamiento veloz y sobre todo desarrollo una consumada habilidad con el arco y la flecha que le permitió escapar de situaciones más bien complicadas.

Fue justamente en medio de una de esas situaciones que se vio acorralado, había decidido dar un par de buenos golpes y muy certeros que le permitieran contar con capital para abandonar Alhena y empezar en otro sitio, porque si, era de la manera en que se ganaba la vida, tomando lo que no era suyo. Como fuera en esa escaramuza se había adentrado a una de las casas de las afueras que resultara ser de la familia principesca, una de sus casas de descanso pero en ese momento tenía bajo su custodia un cargamento de plata, mucho menos llamativa y más fácil de cambiar que el oro.

Entró a la propiedad pero no contaba con que habría más seguridad oculta que la visible, fue descubierto cuando ya tenía la plata en su poder e intentando escapar burló a los de la casa, sin embargo eran demasiados y sintiéndose acorralado había arrojado una flecha, sin embargo resultó un tiro soberbio: La flecha pasó en un espacio de apenas tres centímetros para clavarse en la única parte sin cristales del candelabro principal, un área con el tamaño de apenas dos dedos de ancho. Resultaba imposible de creer pero lo vieron. Sin embargo al columpiarse con la cuerda el candelabro no era tan resistente y cayó con lo cual fue posible capturarlo.

Enterado de la proeza Aspros ordenó que con discreción fuera llevado a las bodegas de palacio y se le mantuviera en ese sitio, llevarlo a las autoridades era tener que reconocer su existencia y por el momento no deseaba eso, lo que en verdad lo sorprendió fue que al verlo, pese a su aspecto asilvestrado, se dijo que era idéntico a su sobrino Saga. Por extraño que pareciera eso lo cierto era que semejaban a hermanos, hermanos idénticos, claro, con algunas diferencias como el porte y la manera de hablar pero no por eso era menor el prodigioso parecido físico. Fue en ese instante que los planes del caballero cambiaron, había pensado que podría ser alguien que les mostrara como superar la prueba de los anillos pero en lugar de eso bien podría hacer algo mejor.

Justamente era el momento de tratar el tema de su libertad…si estaba dispuesto a hacerles un servicio del que sería bien recompensado si lo hacía bien.

—     ¿Sabes porqué estás aquí?—le preguntó Aspros a solas.

—    Supongo que por lo de su plata—dijo Kanon.

—    Así es, el problema es que no solo robaste sino que robaste al príncipe, eso aumenta el castigo.

—    Vamos, no logré robarla.

—    Pero si era tu intención hacerlo, lo cual te enviará al patíbulo de inmediato.

—     ¿Por qué creo que hay algo que me de una salida en esto?—quiso saber el de Dragón de Mar intuyendo algo más.

—    Así es, hay algo que puede sacarte de esta y que te permitirá irte de Alhena con los bolsillos llenos de esa plata.

—     ¿Qué debo hacer?—preguntaba casi indiferente.

—    Solo debes presentarte en un lugar y hacer con tu arco y flecha lo que se te pida.

—    No se trata de matar a nadie ¿verdad? Porque jamás he lastimado a nadie.

—    No y de lograrlo habrás hecho algo que te permitirá vivir bien con lo que se te pague.

—    Me parece que se escucha muy sencillo.

—    Prefiero pensar que es simple para ti, porque ciertamente no es sencillo—le explicaba Aspros—Lo que te pedirán solo una persona lo ha logrado hasta ahora.

—    Se escucha razonable—decía el de cabellos azules.

—     ¿Entiendo que aceptas?

—    No veo porque no. Tiene mi palabra—dijo con solemnidad.

—    Bien—decía Aspros sonriendo—Deberás tomar algunas clases para hacerte de tu interpretación, solo tendrás que actuar por un día, después de eso deberás esfumarte.

—     ¿Qué se supone que debo interpretar?—indagó con curiosidad.

—    Serás Saga de Géminis por unas horas.

Diciendo eso se puso en pie para marcharse, Kanon no tenía ni la menor idea de lo que terminaba de aceptar y en ese momento no lo creía ¿Haría del heredero de Alhena por unas horas? Eso resultaba imposible.

 

**********

 

Pues no fue imposible pero si bastante cansado, Kanon empezó a darse cuenta que la vida de la gente como Saga estaba sumamente restringida, escuchaba más No que Si en el tiempo que vino en su vida; claro que también hubo algunos placeres, como ser bañado en una tina de mármol con agua caliente y vestir ropa cómoda y contar con una cama, le arreglaron el cabello (pues lo tenía mucho más largo que Saga) y pusieron mucha atención a que sus manos no fueran tan ásperas.

La gente iniciada en el secreto sin duda contaba con la confianza absoluta de Aspros pues apenas si vio dos rostros en todo ese tiempo y había una guardia absolutamente dispuesta en los alrededores que según le dijeron no le permitirían llegar muy lejos si pretendía escaparse, ya fuera vivo a o muerto. Aparte de eso tuvo que tomar algunas clases para aprender a comportarse e incluso a montar pues él no lo hacía con elegancia.

—    Pareces un mono al que se enseñó en un circo un truco—le dijo el encargado de toda su instrucción.

Se trataba de un caballero llamado Shion de Aries, parecía amable pero al enseñarle algo era bastante rígido, no solo fue montar con cierto estilo, además aprendió a caminar y a sentarse, a utilizar los cubiertos y a diferenciar las copas, lo más importante era su manera de hablar.

—    Es poco probable que inicies una conversación—decía Shion—Pero será mejor prepararte para que lo hagas lo mejor posible.

—    Ya sé hablar—decía quejoso.

—    Sabes parlotear que no es lo mismo.

Solo le quedaba suspirar ante semejantes argumentos, como fuera había aceptado y a pesar de lo que se pudiera creer de él era alguien de palabra, era por eso que no la empeñaba con frecuencia.

—     ¿Cómo van las cosas?—preguntaba Aspros a Shion.

—    Podrían ir peor—admitía el caballero.

Shion de Aries era un caballero con algunos años, poseía una mirada rosa encantadora y la cabellera verde, sobre todo era alguien completamente adicto a los Géminis y a sus causas, por eso Aspros contaba con él en todo y sobre todo con su discreción. Era verdad sin embargo que el caballero de la familia Aries no terminaba de estar convencido con ese plan, para él era demasiado arriesgado atreverse a poner a otra persona en el sitio de Saga por más parecido físico que tuvieran, no se habían criado de la misma manera ni sabían comportarse igual por más clases que se le dieran.

—    Sé que lo lograrás Shion, si pudiste entrenar a tu perro podrás con él.

—    A mi perro no le pedí que sustituyera al heredero de esta familia.

Ciertamente tampoco estaba muy conforme con la idea de plantar un engaño ante Milo de Escorpión, sabía de la tragedia de ese joven en su matrimonio y que buscaran casarlo con Saga sin anteponer escrúpulos en su comportamiento no era algo que fuera con él justamente.

—    Debemos pensar en el futuro de esta familia Shion—decía Aspros con naturalidad—No seremos los primeros ni los últimos en aprovechar las armas a nuestro alcance para conseguir lo que nos hemos propuesto.

—    Yo no juzgo ni reprocho nada.

—    Y harás bien en mantenerte así. Ocúpate de que se vea bien para el día acordado, después de eso solo deberemos evitar que lo vean, Saga podrá tener un punto invaluable ante Milo de Escorpión y confío en el encanto y los modales de mi sobrino, sabrá hacerse de un sitio ante la gente.

—     ¿Y ante Milo de Escorpión?

—    Ese joven deberá reconocer que no tendrá mejor pretendiente a su mano, los habrá con mejor apellido y fortuna pero ninguno habrá podido con la prueba que impuso, de eso es de lo que debemos encargarnos primero.

Como si fuera todo lo que debía discutirse los preparativos seguían, la fecha para partir estaba lista y todo lo que se hubiera hecho para estar listos debía avanzar para cumplirse, solo quedaba rogar con que las cosas salieran bien.

 

**********

 

Las representaciones iban llegando, todos los que fueron invitados se presentaron en la casa de Escorpión para festejar, definitivamente parecía que no se podía dejar pasar la oportunidad. La gente de los alrededores los veía llegar y se mostraba curiosa por sus ropas y la manera en que viajaban, comentaban por lo bajo sobre cada uno y se preguntaban si alguno lograría que su joven señor saliera de su luto que ya no se reflejaría en su ropa pero si en su mirada.

—    Alguno deberá gustarle—comentaba un panadero.

—    Son tantos que sin duda así será—decía el sastre.

—    Cuentan que cada uno viene muy listo para conquistarlo—comentaba un herrero.

—    Si son capaces de hacerlo sonreír de nuevo benditos sean—decía con tono resignado un vendedor de paños.

La gente seguía mirando como llegaban los grupos y se comentaba cual de ellos podría ser el esposo de Milo, aunque en teoría no se trataba de planes de matrimonio la mayoría esperaba que si se dieran.

Afrodita de Piscis fue el encargado de planear el hospedaje y acomodo de toda la gente que llegaba y lo hizo muy bien, nadie podía tener quejas pues se les trataba de acuerdo a su rango, así que parecía que no habría inconvenientes en ese sentido.

—     ¿Cómo va todo Afrodita?

—    Hasta ahora todo marcha bien Dohko—le decía con amabilidad—Pero debo admitir que esperaba que alguno no viniera.

—    Eso solo demuestra lo muy apreciado que es Milo.

—    Si, tan solo me gustaría que fuera lo único que apreciaran y no todas las ventajas de casarse con él.

—     ¿Crees que esta vez si encuentre a alguien?—preguntaba Dohko con suavidad.

—    Espero que lo haga. Espero que sea feliz—dijo con convicción.

—    Roguemos por ello.

Siendo así ambos debían permanecer muy atentos a todo lo que fuera la recepción y atención de los invitados y la gente que los acompañaba.

Y mientras la gente llegaba, el pueblo hablaba, la nobleza observaba y sus amigos planeaban solo una persona parecía desear mantenerse al margen de todo lo que estaba ocurriendo y era el propio Milo.

En esos momentos había logrado permanecer a solas en sus aposentos, no los públicos sino en los privados, el único sitio que en verdad consideraba suyo en palacio y en todo su reino no eran muchos los lugares en los que se les permitiera estar a solas.

Pensaba en lo que vendría, las recepciones, las conversaciones, los paseos, todo eso que representaba en su papel de monarca y que sabía debía hacerse además de estar perfectamente capacitado para hacerlo pero no cambiaba que a veces deseara que simplemente no se diera la celebración. Aún no empezaba y ya se sentía cansado, todo ese asunto era más bien una presión para él y no un momento de diversión, sabía bien que la gente estaba con la idea de que conocería a alguien y se casaría y era un golpe rudo pretender que se casara por segunda vez ¿Por qué? Porque se había casado años atrás y lo había hecho enamoradísimo de su compañero.

Para algunos hubiera sido una dicha que jamás les fue permitido conocer, contar que su vida sería la misma que la de un compañero por el cual su corazón hablaba y cantaba y sonreía, claro que fue feliz como nunca el día de su boda, el mismo día que lo haría terriblemente desdichado.

—    Camus—dijo en la soledad.

Su Camus, el compañero de su vida o al menos eso había esperado cuando aceptó casarse con él, compartir su vida con ese joven que lo amaba con profundidad y sinceridad, siempre supo que él amaba a quien era antes de amar a quien los demás esperaban que representara. Amaba al hombre antes que al monarca.

Pero Camus se había ido años atrás y ya solo quedaba su recuerdo, un recuerdo que aún hacía que su corazón se estremeciera, no sabía si alguien más podría llegar y ser amado por él pues le parecía terrible la idea de casarse amando a alguien más, sería injusto para quien se convirtiera en su compañero ¿aún amaba a Camus? Tal vez una parte de él lo amaría siempre, no se negaba eso pero también aguardaba por hacer lo mejor para su gente. Siendo así respiró con profundidad para hacerle frente a sus deberes como el señor de los Escorpión.

 

**********

 

La ceremonia oficial para recibir a los visitantes e invitados fue marcada por una especie de harmonía en la que se buscaba dar su sitio a todos pero inevitablemente no sería corta, cada grupo pasaba y debía anunciarse formalmente mientras el pretendiente era el más mencionado entre todos. Milo estaba al frente del salón de audiencias principal, vestido impecablemente y con una expresión de bienvenida para todos aunque sintiéndose un poco descorazonado, inevitablemente recordaba el momento en que conoció a Camus.

Una persona observaba todo desde su sitio que era oculto bajo el disfraz de un acompañante de la familia Géminis, se trataba de Kanon quien prestaba atención a todos los detalles, el paso por la alameda principal que llevaba al palacio, era un sitio brillante; además se hallaban rodeados de partidarios fervientes a la casa Escorpión, las casas mostraban los escudos y los mensajes para felicitar al monarca, todo bajo una lluvia de vítores, bendiciones y saludos, sin duda adoraban a su monarca. Al entrar bajo su disfraz vio al joven por el cual todos estaban ahí, Milo, pudo percibir su rostro adorable bajo una corona de glorioso cabello azul.

—     ¡Su alteza real, Milo de Escorpión!

A esa voz todos lo saludaron con formalidad y mientras el joven monarca daba una bienvenida y las gracias él tuvo algo más que decir.

—    Es una preciosura—soltó Kanon por lo bajo.

—    No se refiere a nadie de esa manera—lo corrigió Shion por lo bajo—Mucho menos a un monarca, no es chulada ni manjar ni suculento ni nada de eso.

—     ¿Cómo debo decirlo entonces?

—    Es una belleza subyugante.

El del disfraz terminó por no hacerle caso y se mostró muy atento a parte de los invitados que iban siendo presentados ante el rey. Destacaba por ejemplo el heredero de la casa Tauro, se llamaba Aldebarán, no era para menos con el tamaño que contaba; estaba también uno de cabellos azules y mirada altanera de los Cáncer, un tal Death Mask que le pareció un patán; por ahí saludó un muchachito de mirada verde de los Leo, Aioria, cortés y callado; un rubio insípido de nombre Shaka, venía de la casa Virgo; estaba también uno de los Capricornio, Shura, que parecía mirar a todos por debajo del hombro.

Entonces fue el turno de la casa de los Géminis.

Saga avanzó muy cortésmente al lado de su tío, Aspros, ambos saludaron e intercambiaron algunas opiniones pero no le dio la impresión a Kanon que Milo se mostrara muy entusiasmado por verlos, más bien fue amable aunque distante.

Cuando finalmente todos los invitados presentaron sus respetos el joven monarca hizo un anuncio más.

—    Es muy grato poder contar con la compañía de tantos y tan respetables compañeros para esta celebración, esperamos que se sientan a gusto y cómodos entre nosotros. Agradezco su presencia y es mi deseo que esta sea una parte solamente que nos permita dar inicio a una duradera y fuerte época de paz.

Los demás aplaudieron a sus palabras con entusiasmo.

—    Espero asimismo que las diversiones que se han planeado sean de su agrado, este día descansemos y mañana se dará inicio a todo lo programado, muchas gracias a todos por su presencia.

Con esas palabras se daba por terminada la ceremonia y todos agradecían tener unos momentos para descansar, al menos los que podían pues en realidad se esperaba con impaciencia que diera inicio la prueba de arquería.

—    Será mañana mismo—decía Aspros.

Ya en privado charlaba con los suyos sobre lo que significaba ese momento.

—    Debemos estar listos, nada puede salir mal, según supe será de lo primero para desalentar a los que crean que pueden obtener la mano de Milo de Escorpión.

Se notaba claramente las esperanzas que tenía el caballero sobre ese momento.

—    Debes estar listo—le dijo directamente a Kanon.

—    Lo haré pero recuerde lo pactado—dijo el de mirada verde.

—    Solo haz tu parte.

Parecía ser todo, ahora solo era cuestión de esperar.

 

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Milo estaba de pie al día siguiente desde temprano, para él no tenía sentido retrasar las cosas, siendo así había decidido que se daría inicio con una prueba de arquería y otros juegos pero definitivamente era la del arco y flecha la que estaba causando expectativa, todos los presentes lo sabían e iban lo mejor preparados posible para enfrentar el desafío.

—     ¿Todo está listo?—preguntaba Milo.

—    Como lo ordenaste—le respondió Afrodita—Pero aún me parece muy prematuro hacer esto.

—    Deben recordar que vinieron solo por mi cumpleaños, para nada más.

—    Sabes bien que no lo piensan así.

—    Es por eso que primero deberán demostrar que pueden hacer.

Con eso el de Piscis sintió que no importaba lo que sucediera, si fallaban la mayoría estarían decepcionados desde el principio, aunque por otra parte bien podría ser que se llevaran una sorpresa.

Así que temprano por la mañana ya estaban los invitados en la parte más abierta de los bosques, cercana a palacio y con la gente lista para dar inicio con las actividades, las cuales podían resultar entretenidas y sobre todo para lucirse. El propio monarca participó en varias demostrando que era excelente, eso no evitaba que quedara una sensación de desazón por enfrentarse a la prueba de los diez anillos.

Sintiendo que no tenía sentido retrasar las cosas Milo dio la orden y todos vieron como eran colocados los diez anillos en línea y al final solo un anillo pendía de un hilo antes de tocar una diana que marcaba exactamente el centro. Las murmuraciones empezaron a correr de inmediato, todos sentían que comprendían el significado de esa prueba, esperaban tener algo más de tiempo pero el de Escorpión no pensaba de la misma manera.

—     ¿Alguno desea intentarlo caballeros?—preguntaba Milo con naturalidad.

Estaba en claro que el primero en hacerlo sería humillado si no lo conseguía, entre los demás se miraban algo aprensivos, no sería nada sencillo y evidentemente no se sentían en confianza para conseguirlo. Notando que era de esa manera el señor de la región tomó su arco y flecha, no se podría decir que lo hizo lentamente sino como si fuera lo más natural del mundo, un simple tiro de prueba. Lo vieron tensar el arco y con seguridad soltó la flecha, resultó maravilloso seguir la trayectoria de la saeta y observar como la prueba era realizada aunque en los rostros de los demás se leía la incredulidad y un cierto bochorno para intentarlo, nadie parecía seguro de lograrlo.

—    Creo que con esto terminamos los juegos por este día—dijo Milo.

Se dio vuelta dispuesto a marcharse pues nadie daba un paso al frente para intentarlo, sin embargo, antes de que nadie pudiera alejarse vieron como una figura se acercaba con velocidad, avanzaba tensando su arco y sin detenerse lanzaba su flecha, la delgada y veloz pieza cruzó el espacio marcado para quedar justamente en su sitio. La exclamación de asombro alcanzó a Milo quien tuvo que voltear y convencerse de lo ocurrido: Alguien había logrado cumplir con su proeza.

Las miradas pasaban alternativamente de Milo al que había triunfado, el de Escorpión no terminaba de creerlo, sabía que tenía que hacer algo, debía decir algo pero ninguna palabra acudía a su mente para reaccionar. Entonces el que lo había conseguido volteó a mirarlo, sus cabellos azules y su mirada verde, lo había recibido el día anterior, se trataba de Saga de Géminis y al mismo tiempo le parecía que era alguien diferente, no se lo podía explicar, y entonces lo vio sonreír, una sonrisa clara, luminosa, la sonrisa de alguien que sabe quien es y está seguro de su valer, con esa mirada de ¿Soy bueno o qué? No le había parecido que el heredero de Alhena fuera así pero lo estaba viendo.

—    Lo ha conseguido—logró decir Milo—Nadie antes lo había logrado.

El otro solo decía que si con un gesto.

—    Debo admitir que me sorprende Saga de Géminis.

Pero el de ojos verdes no decía nada, solo escuchaba.

—    Permítame felicitarlo—continuaba el de Escorpión—Es un placer contar con su compañía.

Los demás que no perdían ni un solo movimientos estaban sin habla, unos sinceramente esperanzados mientras que otros se mostraban furiosos, no era posible que les estuvieran ganando la partida desde el primer momento. Por su parte Milo estaba muy consciente de que los miraban y que debía hacer un gesto de buena voluntad.

—    Mañana por la mañana será una de las cacerías, la primera, será un honor que vaya.

El de ojos verdes se limitaba a hacer un gesto afirmativo.

—    Creo que lo mejor será descansar—fueron las últimas palabras de Milo antes de retirarse.

Y  el resto lo hacía también, sabiendo que lo de la prueba de los diez anillos no era definitivo pero que sin duda tendría ya un peso en la respuesta del joven señor del reino.

 

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Continuará…

 

Notas finales:

 

Algunas notas solamente:

 

(1) Antares para nombre del reino porque es la estrella más brillante de la constelación de Escorpión.

(2) Alhena como nombre para en reino de los Géminis porque es una estrella de la constelación de Géminis.

La próxima semana si nada sucede creo que subiré un fic con Sorrento, espero les agradara este y les guste el fic que viene.

Atte. Zion no Bara

 


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