Benjamín, un chico de cabellos azabaches y mirada oscura que cursa primer semestre en una de las preparatorias más prestigiadas de toda la ciudad, manteniendo un promedio de 10, es amargado, antipático e impaciente, siendo odiado por todos los chicos de su grupo, amado por todas las chicas de su grupo y respetado por todos los maestros de la escuela gracias a sus excelentes notas.

Él "ama" su vida, tanto escolar como rutinaria, y no piensa salir de ahí por ningún motivo; pero un día llega a la escuela Líam, un alumno de intercambio, explosivo, bromista e impulsivo, quién se gana el cariño y la gracia de todos sus compañeros, salvó la de Benjamín, como es natural, y la primera impresión que tuvo de el nuevo fue:

"¡¿PERO QUÉ MIÉRCOLES?! ¡¿POR QUÉ EL NUEVO ES IDÉNTICO A MI?!"

Desde ese día la vida "perfecta" de Benjamín se pone patas arriba al enterarse de la verdad...Líam es en realidad su gemelo idéntico, ellos dos fueron separados al nacer y a Benjamín lo adopto una familia millonaria.

Pero se pone peor...tras la muerte de su "padre", todo el dinero cae en manos de Líam y su familia (los verdaderos padres de Benjamín), y ahora el pobre amargado deberá de vivir con su copia pirata, aguantandolo en todo momento y evitar cometer asesinato hacia su hermano...dándose cuenta con el tiempo que ambos están unidos por un lazo mucho más fuerte que el parentesco...una marca que les fue puesta al nacer...

(¡¡¡Primera historia!!!)

Estaba cansado de tanto correr de los niños que insistían en agredirlo física y verbalmente. Decían que estaba loco, pero él sabía que no era así, él estaba completamente seguro de lo que había visto esa noche trágica en la que perdió a sus padres. No le importaba que no le creyeran, pero simplemente no podía con los golpes y los insultos.

Corrió y corrió, alejándose de quienes lo querían lastimar, corrió y corrió hasta que llego a la entrada del bosque, sin pensarlo demasiado, ingreso en este, y cuando estuvo seguro que nadie iba detrás de él, se dejo caer en el suelo, a su alrededor, las aves cantaban en un melodía hermosa, los arboles eran inmensos, y el follaje se esparcía hasta donde sus ojos eran capaz de ver. Se sintió completamente solo en ese instante.

Sus lagrimas comenzaron a derramarse y en cuestión de segundos, sus gemidos lastimeros se transformaron den sollozos, y a su vez, estos se volvieron gritos consecuentes de un profundo y tormentoso dolor. Extrañaba tanto a su madre y a su padre.  De haber sabido que se sentiría de ese modo, hubiera preferido morir con ellos. Continúo gritando, llorando y gimoteando, descargando todo su dolor interno sin ninguna restricción… 

«No llores»

Se escucho una voz, el niño levanto su mirada y con temor, observo a su alrededor, pero no había nadie, estaba solo… quizá y todos tenían razón, quizá y en verdad estaba loco.

«No estás loco, simplemente no estás viendo en todas las direcciones, si miras hacia arriba, lo sabrás»

Y el niño lo hizo, levanto la mirada hacia arriba, y ahí lo vio, sobre una rama de un alto y grueso árbol. El pequeño niño que había llorado desconsoladamente lo supo.

No estaba loco.

SasuNaru