Capítulo 25: Cuando sea el momento.
Se había acabado, si visita con Iruka duro menos de lo que deseaba que duraría, y sin embargo fue mucho más larga que la gran mayoría de sus “sesiones”.
Para ser sincero consigo mismo no sabía si las cosas habían andado bien o mal, si realmente el hecho de haber hablado con su psicólogo, había cambiado en algo su forma de ver aquella situación, sin embargo aun sin conocer la solución a sus problemas, se sentía un poco más tranquilo, y quizás hasta algo más animado.
-Basta de llorar Naruto- Se dijo a si mismo cuando iba caminando por la calle- Ya basta de ahogarse en un vaso de agua- Se animó luego.
Siempre había sido de esa forma en los momentos más catastróficos de su vida, siempre se había animado a sí mismo, pensando que las cosas realmente podrían ser peor, meditando sobre aquella gente desvalida, sobre aquellos que no tenían nada en la vida, pensaba en mujeres, en donceles, abandonados por sus parejas, sin un centavo para darle de comer a sus hijos. Pensaba en esas personas obligadas a vender su cuerpo para ganar el pan, aun peor, pensaba en esa gente que ni siquiera vivía en condiciones humanas, en los países tercermundistas.
¿Cómo quejarse cuando meditas sobre todo aquello? ¿Por qué ver solo el vaso medio vacío? Si, puede que estuviera esperando un bebé, de aquella persona con la que juro jamás regresar, puede que esta pequeña bendición estuviera atentando contra el tratamiento de su enfermedad, puede además haber sido producto del loco desliz, en una noche de borrachera, si todo eso puede ser cierto, pero eso es solo lo malo, tiene a Sasuke a su lado, dispuesto ayudarle en todo, tienen a Deidara y Gaara, junto a ellos, están Sai, y su muy querido cuñado Itachi, he incluso podía jactarse de que Tsunade pronto volvería del extranjero, y de seguro ella querría hacerse cargo de todo su embarazo, además esta Iruka, su muy querido Psicólogo y Kakashi su pareja, que trabaja como nutriólogo en la misma clínica.
-Hay muchas cosas buenas- Sonrió- Pero además de eso estaría mi bebé- Susurro con miedo a tocarse el vientre, sin saber si realmente estaba albergando vida o no, sin embargo, no dejaba de ser una cosa positiva, aun con todo lo malo de las condiciones en las cuales había sido concebido, ese bebé, sería el fruto de un encuentro con Sasuke, el único hombre al cual había amado en toda su vida.
No se pensó más, llego a la casa de Deidara la cual se encontraba vacía, pues el arquitecto aún estaba en la otra ciudad, disfrutando de la compañía de itachi, Verónica por su parte, anda de lugar en lugar, viendo los últimos arreglos antes de su inminente partida, por lo tanto se encontraba solo.
Dejo su cuerpo caer sobre el sofá, ya había decidido no darle más vueltas al asunto, se quedaría con las cosas buenas olvidaría lo malo y dejaría de pensar en aquello que tanto daño lograba hacerle, simplemente esperaría el momento en que las cosas de una u otra forma tuvieran que ser reveladas.
Sus brazos estuvieron cierta cantidad de tiempo cubriendo sus ojos azules, finalmente levanto la vista y el cuerpo observo a su alrededor, soltó un suspiro y se decidió a levantarse, debía haber algo de comida en la alacena.
-Vamos a hacer esto rápido- Encendió el televisor para no sentirse tan solitario y camino hasta la cocina, agarrando un poco de arroz y poniéndolo a cocer, se prepararía algo bastante simple y pretendía no mirara cuantas grasas o calorías poseía cada alimento, lo serviría en un plato y tragaría la comida tan rápido como le fuera posible, el momento de los alimentos aun no era su hora preferida del día, y para ser sincero, si podía saltárselos era mucho mejor, pero esa noche era diferente, quería demostrarse a sí mismo que podía con todo lo que estaba pasando y esa sería la primera prueba para descubrirlo.
Entre vistazos rápidos al televisor y la tabla de verduras con una zanahoria a medio cortar, se hizo una rápida cena, puso todo en una bandeja y se sentó frente a la tele para distraerse mientras llevaba la comida a su boca.
Por un momento fue complicado, llego a pensar incluso que dejaría el plato a medias, luego se dijo a si mismo que vomitarlo todo tampoco estaría mal, pero la parte consciente reprimió todos esos deseos, termino hasta el último grano de arroz con una sonrisa en su boca, luego dejo el plato en el fregadero y regreso al sofá y se tiro sobre este a ver la televisión, no se levantaría de ese lugar en cuatro horas, tomaría una pequeña siesta y luego se iría a dormir a su cama.
¿Por qué? Porque en su habitación había baño, sabía perfectamente cuanto demoraba la comida en digerirse y pasar al intestino delgado y grueso, no estaba dispuesto a tentarse a sí mismo en la habitación, por eso se quedaría en el sofá, viendo un divertido documental sobre gente estafadora y las miles maneras en las que podían ellos engañarte, el tiempo suficiente como para que la comida se quedara dentro de su cuerpo.
Lo consiguió, logro quedarse en el sofá todo ese tiempo, al subir se sentía realmente bien, hacía tiempo que no sentía aquella dicha de no tener culpa por dejar la comida dentro de su organismo, pero estaba vez se sentía feliz, sentía que había ganado una de las batallas, sentía que podía reírse en la cara de la anorexia y decirle “yo tengo el control ahora”, aun si incluso eso no era verdad….
unos dias mas se quedó en la casa de Deidara, descansado, tomándose el tiempo de probarse a si mismo si podía con todo lo que sucedía, y alejándose un poco más de la familia Uchiha y del trabajo, pero ya no podía hacerlo más, necesitaba regresar a ver cómo iban las cosas, hablar con Sasuke sobre la inmobiliaria, y los cambios en cada una de las habitaciones, habían tantos detalles por finiquitar que no se permitiría darse el lujo de estar como vago en su casa.
Tomo el primer transporte que le llevara de regreso a la ciudad, y de llagada por primero que recibió fue un fuerte abrazo de Verónica.
-Tenía tantas ganas de verte, se adelantó mi viaje, esta es mi última semana y como perdido comunicación contigo todos estos dias, no podía aguantar para verte- dijo emocionada.
-No puede creer que ya te tengas que ir, rayos, te extrañare tanto, a ti y todas tus locuras- Sonrió entristecido devolviendo el abrazo.
-¿Vamos al hotel? Debes estar cansado, ando en auto- Mostro las llaves sonriendo- Así que es más fácil llevar tus maletas- Ella sonreía, su amiga siempre era el alma de la fiesta.
-¿De dónde sacaste el auto?- Consulto curioso, su amiga había vendido su auto hacía tiempo, puesto que nunca podía mantenerse en una ciudad.
-Me lo prestaron en la empresa- Dijo ella restándole importancia. Aunque por supuesto al subir al auto se notaba de inmediato que no era un detalle menor, un Mercedes Benz último modelo, del año y con poco kilometraje.
Al llegar al hotel subió el ascensor con desanimo, solo quería echarse en su c ama y tomar una buena siesta, por supuesto Verónica tenía otros planes. Al abrir la puerta de la habitación lo primero que pudo divisar fueron las tiernas manitas de un pequeño niño, parado junto a una silla, pidiéndole que le cargase, al levantar la vista se encontró con Gaara y Deidara sentados en la pequeña mesita redonda de su habitación, tomando el té.
-Hola mi niñito precioso- dijo estirando los brazos y tomando entre ellos al dulce varoncito- Hola muchachos, no había que estarían aquí, Verónica no me dijo nada- Gruño entre dientes girándose para observar a su amiga.
-¡Oh! Vamos Naruto, es solo un detallito- Comento ella entre risillas locas.
-Tu amigo ingrato, te fuiste sin siquiera contarme todo lo que había sucedido- Reclamo el pelirrojo al instante- ¡Así te haces llamas mi mejor amigo! Pero no te inmutes ya Deidara me puso al corriente- Dijo molesto- Solo tengo una cosa para decir- Expuso con el dedo índice estirado- Estaré contigo en todo lo que necesites- de una manera impresiónate su tono de voz cambio a uno muy tierno, su dedo levantando se convirtió en una caricia con la palma completa sonreír sus mejillas
-Estamos contigo- Dijo esta vez Deidara mirándolo emocionado- Todos te apoyaremos, pero… ¿Ya sabes si estas…-
-No- corto de inmediato- aun no lo sé, ni quiero averiguarlo por el momento, quisiera dedicarme a mi trabajo, al menos hasta fin de mes, luego me hare un exámenes de sangre para saber cómo andan las cosas, supongo que algún síntoma sentiré antes de que ese momento suceda.
-Hay personas que no tiene síntomas- comento Gaara, quien ya había estado embarazado con anterioridad- Yo solo tuve nauseas el último mes- Acoto- Pero considero que es una buena opción, esperar un poco antes de revelar el secreto.
-¿Tu qué opinas? ¿Cómo te has sentido cariño?- Pregunto Deidara, invitándole a sentarse, Verónica también paso a la mesa, y entre los cuatro tuvieron una larga charla.
-Estoy bien, mejor que nunca, este tiempo me sirvió para pensar en un poco de todo y ahora estoy feliz, creo que de algún modo Iruka también me ayudó mucho y saber que cuento con todos ustedes me da más ánimo del que imaginan.
-Gracias muchachos…
El trascurso de su encuentro desvió sus temas, se dedicaron a hablar de otras trivialidades para no incomodar a Naruto con el tema. Ya eran cerca de las 10 pm, cuando decidieron retirarse.
El blondo abrió la puerta dispuesto a despedir a sus amigos, pero se encontró con en la puerta con la persona menos esperada…
-Sasuke…