Soy Mikel Riviere, tengo 16 años y soy feo, no, que digo feo… feísimo, más feo que pegarle a tu mamá en el día de las madres. Uso gafas de armazón grueso, frenillos porque mi dentadura lo requiere, granos en la cara que me hacen parecer cárcel ¿por qué? Por los barrotes (granos). Soy más flaco que un palo de escoba, tengo un cabello muy valiente, porque ni la gomina lo hace echarse para atrás, eso sí de color rubio muy bonito, o al menos eso dice mi mamá.

Estoy enamorado del guapísimo Jake Thomas mi compañero, pero también atormentado hasta decir basta del idiota de George Acoste. En definitva estoy enamorado de un ángel  y torturado por un demonio (George). Conoce mi historia...

CAPÍTULO ESPECIAL: LA BODA

Nota: ya pueden encontrarme en FB

Dani es un chico al cual el amor le ha lastimado mucho, por eso decide olvidarse completamente de su atraccion por Antonio, un macho homofobico que aparentemente solo se burla de el...

Para variar su tia le hace prometer algo, al cual no podra negarse complicando aun su desdichosa vida.

Antonio decide olvidar esos ojos que lo atormentan, con el encuentro con una niña que posee los mismos azules que le hace recordar a su primer amor

ser alguier q no crea en el amor y menos a primera vista... ya q de alguna forma no tuviste el amor de una madre ... pero sin darte cuenta en una plaza de paris te topas con el, como reacciona.. bueno .. lean ... y veran como podria reaccionar cierto joven ....n.n

Soy Ricky Torres, tengo 17 años... ¿Se han puesto a pensar que nosotros los guapos cargamos con una muy mala suerte? ¡Claro que sí la tenemos! Por ejemplo, me tengo que dividir entre ir a la súper fiesta de un amigo y asistir a la de otro,  no puedo dejar de verme en el mini espejo que robé de la bolsa de cosméticos de mi madre, ¡a veces me duele la cara de ser tan guapo! Aaaaaah… pero  claro, eso nadie lo piensa, creen que nuestra vida es un sueño y que solo tenemos que sonreír y ya… pero no, ser guapo es la cosa más difícil que me puede pasar… los guapos también lloramos y mucho.

Prueba de ello soy yo, que lloro porque Demmi me terminó, tantos planes que teníamos, estos cuatro meses fueron intensos, nos casaríamos en un tiempo más, pero no… no… tenía que ser guapo y por eso me dejó… ¿o fue porque me dijo que necesitaba tiempo? ¡Ay no sé cuál de las dos razones! Pero créanme, el ser bello no es una gran ventaja, es una maldición.