CAPITULO 5: CUANDO SE LO CONFESÉ.
-¿Entonces son amigos? –Preguntó la chica, con la que Marcos estaba hablando, mientras Karo y yo escuchábamos discretamente.
-¿Amigos? –De alguna forma me sentí nervioso y ya quería escuchar la respuesta, yo sabía que sólo eran habladurías de la gente. –No somos amigos... –No había nada más que escuchar, él no me consideraba su amigo y tenía razón, nos conocíamos hace poco tiempo, sé que el error fue mío por ilusionarme tan rápidamente; me marché de ahí a toda velocidad y con la mirada caída, por lo que ya no pude escuchar lo que siguió diciendo. –Sería egoísta de mi parte considerarme su amigo ya que sólo le he ocasionado molestias, pero la verdad es que me agrada como nunca nadie lo ha hecho.
-No lo molestes más. –Exigió la joven con tremenda dureza. –Si de verdad te agrada como dices, aléjate de él; desde que se volvieron amigos toda la escuela esta rumorando cosas raras acerca de él y todo es culpa tuya. –La chica se dio media vuelta y comenzó a caminar, luego se detuvo y volvió la mirada a Marcos. -Piensa que es por su bien. –Marcos sólo se quedó inmóvil pensando escuchando en su mente una y otra vez, las palabras qué esta joven le había dicho.
Las horas pasaron, y llego el momento de la clase de deportes, por antojo del maestro de educación física, se decidió que ese día la clase se daría a la misma hora para el grupo de Marcos y para el mío; la primera en hacer acto de aparición fue Tess, contoneando su escultural cuerpo, vistiendo un short súper pequeño color rojo y una blusa deportiva color blanca que se ajustaba perfectamente a su delgada figura, sus ojos estaban cubiertos por unos grandes anteojos oscuros y su rojizo cabello era sujetado por una sencilla liga. Detrás de ella apareció Marcos, vistiendo nuestro habitual atuendo deportivo, camisa blanca y short rojo, el verlo llegar hizo que se me iluminara el día; parecía algo débil, apenas y podía sostenerse en pie, vi como le rogaba al profesor que lo dejara descansar un poco, pero este se negó amenazando con reprobarlo, por lo que no le quedó más remedio que integrarse al equipo de fut de su grupo; cuando venía acercándose a mí hice un gesto con la mano y le sonreí a modo de saludo, pero el sólo esquivó mi mirada y se quedó al lado de Tess.
-¡Despierta! –Me dijo mi amigo Mike sacándome de mi trance. –Parece que la pelirroja va a decir algo importante.
-¡Cómo capitana de mi grupo! –Alzó la voz Tess quitándose sus anteojos. –Es mi deber reatarlos a un simple partido de futbol, sólo para pasar el momento. –Volteó a verme directo a los ojos, era evidente que se trataba de un reto.
-¿En serio crees que una chica tan flaquita como tú nos va a ganar? –Se burló mi compañero Roberto, a lo que Tess de inmediato lo noqueó con una fuerte patada.
-¿Qué dices Kyle? –Sonrió victoriosa -¿Aceptas o no?
-Claro que aceptamos el reto. –Apareció mi hermana saltando en medio de nosotros con una cinta blanca atada en la frente. –Prepárate para perder pelirroja.
-Karo... –Se frotaba la chica el entrecejo –tú eres de nuestro grupo, vas a jugar contra tu hermano.
-Ahhh –la chica dio un grito fuerte, para luego ponerse al lado de su compañera –perdóname hermano, el destino quiere que seamos rivales.
-Así es hermana, -dije con una sonrisa –lástima que te tocó estar con el equipo perdedor. –Sin aviso, Marcos empezó como a desmayarse y corrí rápido junto a él. -¿Estás bien Marcos?
-No te preocupes, estaré bien –decía con mucho esfuerzo –tengo que jugar o reprobaré la clase.
No había nada que pudiera hacer, él estaba determinado a jugar, empezamos el juego pero yo no me podía concentrar por estar pendiente de él, cosa que Tess aprovechaba para anotar un gol tras otro.
-¡Estoy libre Tess! –Le gritó mi hermana pidiendo el balón, el cual obtuvo gracias a un pase de su capitana. -¡El tiro del Dragón! –Gritó decidida, pero no atinó a patear el balón y cayó de espaldas como una tortuga.
-Gracias hermana. –Le robé el balón y burlé a todos los defensas del equipo contrario para anotar un excelente gol, que todos mis compañeros celebraron.
El partido continuó y las puntuaciones eran muy reñidas, faltaba poco para terminar la clase y el marcador estaba empatado, todos estábamos cansados y sudorosos; con mucho esfuerzo mi equipo logró obtener el valor, luego mi amigo Mike me dio un pase a mí, estaba en la posición exacta, sería fácil para mí anotar el gol de la victoria, pero cuando estaba a punto de lanzar, de reojo pude ver a Marcos tirado en el suelo; ya no me importó nada más, dejé el balón y me corriendo a dónde estaba él, acción que el equipo contrario aprovechó para poder anotar el último gol del partido, dándole a Tess la victoria.
-Marcos. –Lo cargué entre mis brazos y lo llevé bajo la sombra de un árbol y le dí de tomar un poco de agua. -¿Estás mejor?
-Sí... –me contestó entre jadeos –creo que fue por el sol, mi cuerpo ya no aguanta tanto como antes.-Sólo esbozó una ligera sonrisa.
-Tonto, -sonreí también –tienes que cuidarte más, yo hablaré con el profesor para que no te repruebe y...
-No lo hagas, por favor, ya no te preocupes por mí, no quiero q te relacionen conmigo.
-Pero... Marcos yo...
-Por favor ya no vuelvas a hablarme... –Marcos se levantó y salió corriendo de ahí, mi grupo entero se le quedó viendo con ojos de rencor, para ellos, él había sido la causa de que perdiéramos el partido.
-Todo estará bien amigo... –me palmó el hombro Mike. –Pero él chico no tiene la culpa, tendrás que ser directo con él si quieres que te entienda.
-¿Mike…tú sabías que a mi...?
-Oye, soy tu mejor amigo, además soy muy perspicaz, pero dale un poco de tiempo para que pueda ordenar sus ideas y luego le dices lo que sientes.
-Supongo que tienes razón, gracias amigo. –Nos tomamos un refresco juntos y nos dispusimos a ir a lavarnos la cara para volver a clases.
-¡Maldición odio perder! –Se quejaba Roberto mientras pateaba el pasto levantando polvo, ante él apareció una chica para hablarle de mí y de Marcos.
Esa noche me encerré en mi habitación, empecé a sacar un montón de ropa y a probármela, y frente al espejo practicaba lo qué le diría a Marcos, tenía pensado citarlo en el parque, caminar tomados de la mano bajo la luz de la luna y las estrellas, y junto al lago, confesarle mis verdaderos sentimientos para luego sellar nuestro amor con un beso; el pensar en eso me hacía sonrojar y caí en mi cama muerto de sueño imaginando nuestra primera cita.
A la mañana siguiente, entré a la escuela comiendo unas galletas, me sorprendió ver a mucha gente reunida cerca de los baños, pero como yo ni me meto en chismes, seguí mi camino hacia el salón, en eso me encontré a mi amigo Mike.
-Buenos días Mike. –Lo saludé ofreciéndole una galleta.
-Buenos… -dijo tomando una de mis galletas y metiéndosela a la boca.
-¿Qué pasa en los baños? –Pregunté con un poco de curiosidad.
-Eso te venía a decir... –comió otra galleta –Roberto y otros chicos del salón acorralaron a tu amigo Marcos y lo tienen ahí creo que... –Le dejé mis galletas y me dirigí hacía los baños.
-Te crees muy bueno ¿no? –Le gritaba Roberto, dándole a Marcos un empujón contra la pared.
-No sé de qué me están hablando. –Respondía con la mirada baja y conteniendo un poco las lagrimas. –Yo no les he hecho nada.
-Te has aprovechado del capitán –le gritó otro de mis compañeros.
-Por tu culpa perdimos el partido de ayer. –Le reprochó otro.
-Yo no hice nada. –Se defendía intentando salir de ahí, pero cuando lo quiso hacer, Roberto lo tiró al suelo.
-Ahí es dónde debes estar, -le seguía ofendiendo –en el piso, como la basura que eres. Mira que fingirte el enfermo para que Kyle te ayudara a pasar la clase de educación física, ¡Eres de lo Peor!
-Yo no me finjo enfermo, y jamás he intentado aprovecharme de nadie, mucho menos de Kyle. –Marcos intentó levantarse pero de una patada lo volvieron hacer arrodillarse. -Por favor, debo de ir a la enfermería. –Les suplicó.
-Lo siento pero lo homosexual no te lo cura nadie, -Se burlaban los chicos de él. –Mira que terminar con la chica más linda de la escuela, sólo un estúpido homosexual haría algo así. –Todos se reían de Marcos. -¿No será que estás enamorado de Kyle? –Marcos, agachó la cabeza y no dijo nada. –Lo más probable es que estés enfermo de SIDA, pero no dejaremos que arrastres a nuestro amigo contigo. –Roberto se dispuso a darle una fuerte patada a Marcos, pero aparecí yo, interponiéndome y recibiendo el golpe. -¿Kyle? ¿Qué haces? –Todos me miraban sorprendido.
-Me pueden explicar qué es lo que están haciendo ustedes! –Los miré enfurecido. -¡¿Por qué le están haciendo esto a Marcos?! ¿Qué les hizo?
-Por su culpa perdimos el partido. –Se quejó uno de mis compañeros.
-¡Eso fue por mi culpa! –Les grité. -¡Yo dejé ir el balón! ¡Además no soy el único jugador del equipo, ustedes no hicieron mucho para impedir que nos anotaran!
-Kyle... –me tomó el hombro Roberto. –Nosotros solamente queremos ayudarte, este tipo se está aprovechando de ti, te quiere utilizar.
-¡Ese no es su problema! ¡En todo caso soy yo el estúpido que se está dejando utilizar! ¡Ahora fuera de aquí y no quiero volver a verlos cerca de él! ¡Largo! –Los corrí y toda la gente que observaba se empezó a dispersar también.
-Gracias… -intentó levantarse Marcos pero no pudo –siempre te estoy ocasionando problemas.
-Ahora voy contigo. –Lo miré serio -¿Por qué me has estado evitando? ¿Qué no somos amigos?
-Sí... pero yo sólo te cuasó molestias, no quería que la gente pensara cosas malas de ti, así que a pesar de que te quiero mucho, decidí que lo mejor era evitarte, por tu bien.
-¿Mi bien? –Le pregunté estando los dos sentados en el suelo. –Mi bien eres tú Marcos, desde que te conocí he sentido cosas que jamás había sentido antes. _me mordí el labio y lo abracé con fuerza. –Estoy enamorado de ti Marcos, lo he estado desde el día que nos conocimos y estuvimos practicando, te quiero y no puedo controlarme, sé que tú no me corresponderás pero ya no aguanto...
-Yo también te quiero... –correspondió mi abrazo –la razón por la que terminé con Tess, fue porque me enamoré de ti.
-¿Lo dices en serio? –Lo miré incrédulo.
-Sí, me gustas mucho. –Él me sonrío y salimos abrazados ahí, no nos besamos en ese momento, decidimos a esperar a estar en un lugar que oliera mejor. Los demás alumnos nos miraban sorprendidos, pero no nos importaba, desde ese momento no nos separaríamos jamás... lástima que no nos duraría mucho tiempo el gusto.
CONTINUARÁ...