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Ámame por mi nombre por Kojinajo

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Full Metal Achemist y Full Metal Alchemist: Brotherhood son una marca registrada y protegida por los derechos de autor. Los personajes y partes del guión utilizados en esta historia no me pertenecen.

Notas del capitulo:

Dedicado a Jazmin Negro a quien básicamente le debo el fic pues fue ella quien surgió con el título XD. Entero para vos!!!

Los ojos de Al se abrieron lentamente. Reconocía el olor que tenía impregnado en el cuerpo y no pudo evitar esa mezcla angustiosa de satisfacción y dolor. Roy Mustang estaba sobre toda su piel y yacía a su lado dormido aún. Era domingo, y era franco para ambos.

La mano del nuevo Führer tanteó hasta encontrar la del muchacho que se había dejado el cabello en larga melena pues Roy se lo había pedido. Detestó el recuerdo. Últimamente detestaba todo: la situación, su amor no correspondido, sus encuentros con Mustang, verse al espejo… en resumidas cuentas odiaba su vida desde aquella tarde lluviosa en el cuartel cuando ese hijo de puta se había hecho por fin con su virginidad y su corazón. Estaba por completo desarmado.

La mano llegó a la suya. En otra ocasión la hubiese estrechado con fuerza, pero hoy… hoy ya no llovía, hoy la tormenta era devastadora. La quitó de inmediato y de un salto se levantó del lecho, sólo para ver cómo ese hombre hermoso y fatal se daba la vuelta semidesnudo para mirarle con extrañeza.

-Qué pasa, Ed?-. Dijo medio dormido aún.

-No soy Ed! ¡Soy Al! ¡¡ALPHONSE!!-. Gritó a todo pulmón tocándose sentidamente el pecho. Estaba al punto de la lágrima, pero no iba a llorar; no iba a derramar ni una sola lágrima más por ese desgraciado.

Una sonrisa socarrona fue lo único que tuvo como respuesta. La ira seguía creciendo dentro suyo, apoderándose de cada molécula de su cuerpo, subiendo desde los talones hasta la coronilla. La sentía, hirviendo como mil infiernos dentro del torrente sanguíneo, bombeando en su cabeza.

-Vamos, Al, sabes perfectamente que nuestro trato se debe a la apariencia que tienes… no me interesa cómo te llames siempre y cuando me sigas el juego. Mientras yo lo diga, tú serás Ed y se acabó…-. Roy a penas se incorporó en la cama y le miró con superioridad. –Ahora, ¿Por qué no vuelves y seguimos lo que dejamos ayer en la madrugada… Ed?-. Con lascivia acarició el colchón y le dio unas palmaditas.

Al se había quedado petrificado, apretando fuerte los puños y los dientes, al punto de temblar de furia.

-qué juego ni que mierda! Es mi corazón lo que estás rompiendo! Es mi vida la que estás deshaciendo por tu maldito capricho egoísta! Cuantas noches hemos estado juntos?! Cuántas cenas!? Cuántas veces he sido yo el que te consoló con tus pesadillas y tus llantos?! Ed tiene una vida! Supéralo!!-. El bramido del ego roto se escuchó contundente entre las cuatro paredes y luego… silencio. Un silencio vasto y vacío que se reflejaba en los ojos azabaches del Führer, como si las palabras le hubiesen atravesado como balas, como flechas envenenadas y ahora la ponzoña comenzara a llegar a su olvidado corazón.

Al… titubeó. Jamás, en este último año, había visto a Mustang tan… indefenso. Pero ese hombre era indescifrable. Ahora esos ojos rayando lo débil se habían congelado y con las cejas ceñidas en odio, cometían el pecado de querer incendiarlo todo.

-Vete…-. Dijo seco. –Este juego se terminó… no quiero volver a verte. Haré que te trasladen al norte. Esta es la última vez que nos veremos, alquimista estatal…-. Y habiendo dicho esto, se quitó la sábana de encima y se dirigió al baño.

Sin embargo, Al ya no era un crío, hacía mucho tiempo había dejado de serlo. Escuchaba la ducha abierta y la sangre se le subía a la cabeza. No estaba triste por el rechazo… estaba furioso de no poder hacerle abrir los ojos.

De dos zancadas llegó a la puerta del baño la cual abrió de una patada sin darle a Roy la mínima chance de reaccionar. Ya era demasiado tarde, cuando el pequeño rubio le sujetaba fuerte por detrás la cabellera negra y le estampaba la cara contra los húmedos y fríos azulejos del baño. Ya era tarde también, pues le había retorcido el brazo de tal forma de que si se movía, le rompería el hueso.

-Sabes por qué perdiste a mi hermano, Roy? Por ser así de frío. Winry le dio lo que tú nunca le diste…-. Susurró al oído casi como una serpiente. –Fue por eso también que la teniente terminó casándose con otro y a duras penas ahora y te llama… y sólo es de compromiso…-. El cuerpo lampiño de Al se apretaba contra la espalda fornida de Mustang y las gotas de tibia lluvia los recorrían a ambos, únicos testigos de esta tortura de amor.

-Quieres huir ahora también del hecho de que me amas? Si no lo hicieras no habría motivos para trasladarme… o es que tanto te gusta mi culo? Yo no soy nada parecido a mi hermano… soy más alto, más fornido y jamás me enojo. Soy educado, soy pasivo, y me preocupo por cada pequeña cosa que sucede a mi alrededor… Es eso lo que te atrae de mí. No mi cabello… ni mis facciones, sino el hecho de que después de tanto tiempo, termino a fin de cuentas… siendo el único que realmente te ama…-. El menor sentía cómo con cada palabra el estandarte de caballero frío y todopoderoso iba cediendo, se transmutaba en pura fragilidad… hasta que por fin, cayó rendido de rodillas con la frente aún sobre los azulejos. El gran Roy Mustang lloraba.

-No… yo…-. Murmuraba entre pequeños y escondidos sollozos de niño acongojado. Al le dio la vuelta y le miró con esa profundidad que sólo sus ojos eran capaces de generar, pero su rostro aún estaba enfadado, iracundo, ofendido a muerte de que el objeto de su amor aún no le concediera siquiera una palabra amistosa.

-Basta de negarme!-. Le espetó en el rostro. –Baste de negarme!-. Y ahora sí, completamente roto hizo lo único que su corazón aún le dictaba hacer y besó con profundidad los labios de aquel hombre cruel. Le besó, le besó hasta que el aire le negó el gesto y tuvo que separarse, pero sólo para arremeter otra vez, con más furia y fuerza que la anterior. –Ámame por mi nombre!-. Le gritó. –Soy Alphonse Elric, y te amo!-. Contundente se arrojó a los fornidos brazos del mayor, pero no para buscar consuelo sino para estrujarlo él. Le apretó contra su pecho con fuerza, los dos allí bajo la lluvia tibia, sentados sobre el frío piso. Y Al comenzó a besar la piel de Mustang, a lamerla, a excitarse por el simple hecho de tenerlo a su merced…

-Qué—qué estas…? Pero ya era tarde, pues esa fiera que el pequeño había mantenido cautiva se había desatado y ahora le mordía el cuello, mientras buscaba el sexo del mayor y lo sujetaba fuerte entre una de sus manos…

-Bast… basta, acero…-. Comenzó Roy, pero fue prontamente acallado por labios finos y duros, tan duros como su sexo que ahora latía entre los delgados dedos.

El calor subía, la temperatura corporal era insoportable y Roy no tenía escapatoria. Sintió cómo le jalaban del cabello y le lamían el cuello, cómo su sexo comenzaba a supurar lentamente el presemen y se confundía entre las gotas de la ducha… -Di mi nombre…-. Escuchó que le susurraban mientras con una fuerza inusitada Al le volteaba… -O te obligaré a que me lo digas.- Y Apretando con una mano la cabeza de Mustang contra la pared, con la otra comenzó a separar los glúteos y a colocar su falo entre ellos…

-¡¡¡Qué mierda piensas que…!!!-. Al le apretó aún más fuerte contra los azulejos, mientras sentía cómo la calidez interior del Führer iba lentamente estrujando su sexo. –¡¡Bast… Basta!!-. Gritaba inútilmente el sometido, mientras su victimario, casi sin compasión se la metía hasta el fondo y comenzaba a zambullirse dentro de él, una y otra y otra vez…

-Ahora.. Verás cuál es la diferencia entre mi hermano y yo…-. Le susurró casi con amor al oído y soltando el espeso cabello negro, colocó aquella mano en el duro y fornido pene de Roy, tocándolo, acariciándolo, haciendo que latiera… mientras el vaivén una vez brutal se convertía casi en una caricia mutua, como el mar luego de una tempestuosa tormenta…

Los labios del hermoso rubio besaban suavemente la espalda del mayor, mientras seguía penetrándole, y tocándole y dándole quizás, el mayor placer de su vida…

Comenzó a escuchar los gemidos y se acopló a ellos… Había sometido a la fiera y ahora todo era una mezcla extraña de vergüenza, amor y dolor desencadenado.

Finalmente sintió la eyaculación de Roy, pringosa en su mano y arremetiendo con más rapidez contra él, derramó toda su esencia dentro con un fuerte y sentido gemido final. Lentamente salió y tomó en sus brazos al objeto de su afecto… Si todo estaba perdido ya, no le importaba, por primera vez le había demostrado que no era sólo un peón, o un comodín o un remplazo. Le había dejado su marca. Él era Alphonse Elric…

Mustang aún estaba en silencio mientras el jovencito acariciaba con ternura su cabello…

-Todo este tiempo…-. Dijo Mustang y Al casi pudo notar un rubor en sus mejillas. -… he tratado a la gente de manera atroz… aún cuando me he hecho con cada sueño, pensé que… pensé que perder a tu hermano significaba el fin de mi verdadera felicidad. Sin embargo, pequeño bastardo… has acertado…-. La mano de Roy se estiró y cerró la canilla… las gotas contra el suelo mojado reproducían un sonido placentero, casi como le de un jardín japonés. El hombre se dio la vuelta y mirando penetrantemente en los ojos del otro besó suavemente sus labios…

-He alejado a todas las personas… desde lo de Huges… No quería… no…-. Al cayó, simplemente guardó silencio y esperó aunque quisiera con todas sus ganas abrazar a ese cachorro mojado, que ahora se levantaba sólo para tomar una toalla y envolverse ambos en ella.

-Te metiste en lugares donde nadie lo hizo. Pudiste ver más allá de todo… y lo sabía. Sabía que te lastimaba en el juego… sabía que tarde o temprano me abandonarías y yo ya no tendría que preocuparme… estaría solo… muerto por dentro… pero solo y nadie moriría por mi culpa-. Al le miró de costado…

-Lo que intento decir es que te…-. Pero en ese momento crucial Mustang se levantó y le arrojó la toalla en la cabeza y no puso escuchar más que… -Alphonse Elric…-. Al quitarse la toalla de la cara, el Führer le sonreía con ese cinismo tan propio.

No necesitaba escuchar más… lo había entendido… así era él…

Notas finales:

Dejejen Review!


Saludos. Koji!


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Fics de mi autoría:


Death Note


The two of us will always be together - http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=80755


A fever you can't sweet out - http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=81464


Todo Por un diario - http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=84209


Full Metal Alchemist


Sonrisa Alquímica - http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=84364


Un hombre cruel - http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=84645


 Corazón de acero- http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=84732&chapter=1


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